Hitler revive en Alemania con su obra ‘Mi lucha’, libre de derechos

 

El Mundo /
España

El 31 de
diciembre de 2015. Cada vez más agónico. Y cada día más cerca. Ese día expiran
los derechos de autor de Mein Kampf, el libro de Adolf Hitler. La
supuesta biblia del nazismo. 70 años después de la muerte del dictador,
Alemania vuelve a enfrentarse a sus fantasmas más recientes. La sociedad, la
política, la ciencia y también el mercado se preparan para un regreso de
consecuencias imprevisibles.

Mi lucha está nuevamente sobre la
mesa, lista para ser reeditada. ¿Y ahora qué? Es la pregunta que se hace el
país

Mi lucha está nuevamente sobre la mesa, lista para ser reeditada. ¿Y
ahora qué? Es la pregunta que se hace el país, entre quienes apuestan por
desmitificar la obra y quienes temen que sus párrafos aún conserven intacta su
capacidad de persuasión y movilización. ¿Cuál es la decisión más responsable?
Muchos son los que responden, pero escasas las certezas. Entre estas últimas,
la primera nueva edición comentada de esta nueva era, a cargo del Instituto
de Historia Contemporánea
(IfZ, Institut für Zeitgeschichte).

Baviera,
con capital en Múnich y el mayor de los 16 estados federados que forman el
país, atesora los derechos del compendio desde el final de la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945), una vez se produjo la captura de Berlín por las tropas
soviéticas y polacas, con la posterior rendición incondicional de Alemania (8
de mayo de 1945). Fueron las autoridades de ocupación estadounidense quienes
encargaron a la región gestionar el patrimonio de Hitler, bajo la promesa de
impedir la aparición de todo lo susceptible de convertirse en propaganda nazi.

Un apartamento en Múnich

No fue
una decisión casual. Un lujoso apartamento de nueve habitaciones, dos cocinas y
dos baños situado en el número 16 de la céntrica plaza muniquesa de
Prinzregentenplazt tiene la culpa. La última residencia personal de Hitler hasta
su suicidio sin descendencia en 1945 es la responsable de que este Land del
sureste heredara los derechos de la editorial nazi Franz-Eher.

El Estado
Libre de Baviera recogió el envenado regalo
y, tras un acuerdo con el
Gobierno federal, prohibió cualquier nueva publicación de Mein Kampf. Esto ha
sido posible al amparo de la Ley de Derechos de Autor, que respeta durante
siete décadas la producción de todos los creadores, incluido el tercer hijo de
Alois Hitler y Klara Pölzl, una familia de clase media. El aniversario de su
fallecimiento, precisamente un 30 de abril, establece el fin de ese paraguas
legal.

Al
contrario de lo que se piensa, la biblia que sustentó el Tercer Reich no
está prohibida en Alemania desde 1979
, cuando una sentencia del Tribunal
Supremo Federal declaró lícitas tanto su posesión como su difusión. Puede
emplearse para fines educativos, por ejemplo en el ámbito universitario, y se
pueden encontrar ejemplares de segunda mano en algunos mercadillos y librerías.
La novedad a partir del próximo año es que la reedición, hasta ahora coto
exclusivo de la administración regional, queda a disposición de cualquier
persona.

Libro superventas

Nadie
discute el interés editorial (y el consiguiente rédito) que esconde una
publicación que, según datos como los que recopila ‘Mein Kampf’. Historia de un
libro (Antoine Vitkine, 2009) y pese a las continuas trabas legales, continúa
siendo éxito en el mercado. Y no sólo en la República Federal, donde si bien
pasó desapercibido en un primer momento, para cuando terminó el mayor
conflicto bélico de la humanidad ya era un bestseller
, alcanzando cotas
inimaginables en los años 20 y 30 del siglo pasado.

Nadie discute el interés
editorial (y el consiguiente rédito) que esconde una publicación que, según
datos como los que recopila ‘Mein Kampf’

De hecho,
Hitler vio cómo su compendio le enriquecía antes incluso de llegar a la
Cancillería, en 1933. A partir de entonces se convirtió en un libro obligado,
al menos su posesión, pues todavía hoy se discute si existe una correlación
directa entre el número de ejemplares y el de lecturas. Antes de la victoria de
los Aliados sobre el Eje ya se había vendido más de diez millones de veces.
Imperativo en las escuelas, cada soldado y cada pareja de recién casados
recibía su ejemplar por parte del Estado, un regalo además habitual en
ocasiones especiales, bautizos, comuniones y bodas incluidas. Pasaba de unas
manos a otras a una velocidad de vértigo, llegando según los diferentes
cálculos a las 15 millones de copias sólo hasta 1945.

Desde esa
fecha el Reino Unido ha comprado más de un millón de ejemplares, es fácil
encontrarle entre los más vendidos de Oriente Próximo (en Israel se edita tanto
en inglés como en hebreo), en Turquía se vendieron más de 100.000 números en
apenas dos meses, Egipto y Francia han mostrado un interés creciente,
experimenta un éxito inusitado en la India, cuenta con una versión en
formato cómic en Japón
y el partido griego Amanecer Dorado lo vende en sus
librerías. La primera edición española data de 1935 y en todo el mundo se
estiman unos 50 millones de réplicas.

Además,
desde la generalización de internet acceder al texto está a tan solo un golpe
de ratón
. También en Alemania. “Aunque las únicas ediciones que hay
hasta ahora eran las ilegales, los alemanes no tienen ni tenían problemas en
comprar en libro, ya sea en mercadillos, en la red o en el extranjero”,
reconoce a La Aventura de la Historia el documentalista francés Antoine
Vitkine.

Una edición crítica

A escasos
meses de que salgan a la luz dos tomos críticos, 2.000 páginas, de las que
cerca de 800 pertenecen al original y las restantes a unos 5.000 comentarios
académicos, el portavoz del Instituto de Historia Contemporánea, Simone
Paulmich, explica a La Aventura de la Historia “la necesidad de establecer
nuevas normas para tratar con Mein Kampf a partir de 2016”.

Por un
lado, porque es el único texto de Hitler que todavía no ha sido reeditado, lo
que “para la ciencia ha sido durante mucho tiempo una brecha que necesita
ser cubierta, pues es una fuente principal para la investigación de la historia
del nacionalsocialismo”, subrayan desde el IfZ, que en segundo lugar
destaca que “una versión comentada impide al mismo tiempo la posibilidad
de publicar fácilmente la propaganda de Hitler sin filtros, con afirmaciones a
medias y mentiras opuestas a los hechos históricos”.

La expiración del copyright no ha
silenciado las críticas a que Mein Kampf se haga un nuevo hueco en las
librerías

Una
postura similar ofrece Annette Weinke, investigadora del Instituto de Historia
de la Universidad Friedrich Schiller de Jena, al considerar que “el
peligro es que el libro continúe en el mercado negro o en internet sin
anotaciones científicas y con sus hirientes afirmaciones. El objetivo del
editor es precisamente mostrarnos qué nos acarrearon esos pensamientos,
desmitificar la obra y quitarla el aura que todavía tiene”.

La labor
del IfZ fue apoyada al principio por el Gobierno bávaro, que la vio con buenos
ojos para atajar la posible difusión de reediciones no controladas, y en 2012
llegó a destinar una ayuda de 500.000 euros para su producción, con la promesa
de respaldar su posterior distribución. Una visita de las autoridades de
Baviera a Israel provocó sin embargo la marcha atrás oficial: no pidieron la
devolución de la subvención pero, en boca del portavoz de Educación bávaro,
Ludwig Unger, se desmarcaron tajantemente de “un libro que condujo a la
masacre y persecución de millones de personas”.

Y es que,
la expiración del copyright no ha silenciado las críticas a que Mein Kampf se
haga un nuevo hueco en las librerías. Por ejemplo, el director del Centro de
Investigación sobre Antisemitismo de la Universidad Técnica de Berlín, Wolfgang
Benz, piensa que dedicarle revisiones críticas no es sino sobreestimar su
proporción real. Los próximos meses pueden funcionar a modo de contienda legal,
pues no se descarta la aparición de una nueva ley o normativa que de alguna
forma establezca inéditas barreras.

Del
copyright al respecto por las víctimas

Los
conatos de reedición de Mein Kampf pueden rastrearse ya en 1959, cuando lo
solicitó el primer presidente de la República Federal de Alemania, Theodor
Heuss. Dando un salto hasta tiempos recientes, uno de los últimos en intentarlo
ha sido el editor Peter McGee, quien en 2012 quiso sacar 100.000 ejemplares en
formato revista, 15 páginas a modo de coleccionable comentado en el semanario
histórico sobre nazismo Zeitungszeugen (Periódicos testimoniales). De poco le
sirvió al británico ampararse en el derecho de cita

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