Múnich acoge a partir de hoy su tradicional fiesta de la cerveza, a la que se prevé que asistan seis millones de visitantes, en pleno flujo de refugiados en Baviera, por lo que las autoridades han decidido reforzar las medidas para evitar altercados.
Para esta edición del Oktoberfest, la número 182, la Policía ha previsto numerosas medidas para evitar posibles choques entre amantes de la cerveza y refugiados, a menudo musulmanes, en momentos en que, además, la extrema derecha prevé manifestarse contra los solicitantes de asilo.
“Nuestro objetivo es separar a los diferentes grupos para que no se produzca ninguna situación de conflicto”, declaró el ministro bávaro de Interior, Joachim Herrmann.
“Sobre todo los solicitantes de asilo de países musulmanes, que no están acostumbrados a encontrarse en público con gente sumamente ebria”, explicó.
Además, la convocatoria de militantes de extrema derecha para una concentración el sábado delante de la estación de Múnich ha sido compartida por las redes sociales bajo la consigna “Manifestación antiasilo”.
