Múnich, Ale.- Continúa la tradicional fiesta de la cerveza en Múnich, en el sur de Alemania, donde las autoridades tomaron medidas para evitar eventuales incidentes entre los refugiados que llegaron en los últimos días y los numerosos visitantes que acudan al evento.
Este es el mayor festival dedicado a la cerveza en todo el mundo, llamado Oktoberfest.
La fiesta, que empezó celebrándose en octubre para conmemorar el matrimonio de Luis II de Baviera, se adelantó para disfrutar de un clima más agradable. En sus 16 días de duración, se prevén seis millones de participantes, que deberían dejar unos mil millones de euros para la economía local.
Son al menos 400 mil visitantes del mundo entero quienes han llegado a este festival por día, y que dio inicio este sábado. Muchos turistas adoptaron la vestimenta tradicional: pantalón corto de piel y tirantes bordados para los hombres, blusas plisadas y muy escotadas para las mujeres, todo diseñado para acomodar unas barrigas tensas por el alcohol.
“Nos gusta esta tradición, todo el mundo acicalado. Es una verdadera fiesta popular”, dice Gabriel Estrada, un ingeniero mexicano de 49 años que trabaja para BMW.
Su esposa Beatriz, de 48 años, cree, sin embargo, que “hay mucha gente preocupada” que “no sabe qué va a pasar y teme las agresiones”.
Porque Múnich afronta la llegada de numerosos refugiados -40 mil en los dos últimos fines de semana- que huyen principalmente de Siria, Afganistán e Irak, aunque el restablecimiento de los controles en la frontera con Austria, el pasado domingo, redujo su afluencia.
Las autoridades quieren “separar los distintos grupos para que no se produzca ninguna situación de conflicto”, sobre todo con “los solicitantes de asilo de países musulmanes, que no están acostumbrados a encontrarse en público con gente sumamente ebria”, dijo el ministro bávaro del Interior, Joachim Herrmann.
Wilfried Blume-Beyerle, encargado de la Oktoberfest en el gobierno bávaro, explicó que los visitantes de la fiesta serán orientados directamente hacia la salida sur de la estación, cerca del Wiesn, el lugar donde se reúnen los bebedores de cerveza.
Los migrantes saldrán por el norte, donde unos voluntarios los acogen cada día con comida, bebida y otros productos de primera necesidad.
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