El Museo de Bellas Artes de Berna decidió aceptar la colección Gurlitt.
(Keystone)
El presidente de la Fundación del museo bernés, Christoph Schäublin anunció lo anterior y, al evitar cualquier triunfalismo, merced “a la historia que pesa sobre la colección”, precisó que la decisión no fue fácil.
Por su parte, el Gobierno de Suiza manifestó su beneplácito por el acuerdo logrado entre el Museo de Bellas Artes de Berna, la República Federal de Alemania y el Estado Libre de Baviera, que permitirá continuar el trabajo de clarificación del origen de las obras de arte.
El acuerdo está basado en los Principios de Washington, un código ético firmado por 44 países en 1998, incluida Suiza, y que exige la restitución de piezas de arte sustraídas a sus legítimos dueños.
La secretaria de Estado alemana para la Cultura, Monika Grütters, anunció, por su parte, la publicación de una lista de las obras a través de Internet.
El acuerdo “es una buena solución” y una “etapa importante” en el trabajo que hace Alemania sobre su pasado nazi, agregó la funcionaria.
Informó igualmente sobre la disposición de su país de restituir de manera “inmediata” tres pinturas que, se ha comprobado, fueron robadas a familias judías. Entre ellas, ‘Mujer sentada’, de Matisse, hurtada al comerciante francés de arte, Paul Rosenberg, abuelo de la periodista Anne Sinclair.
Un anuncio hecho el viernes pasado (21.11) podría complicar la situación: Uta Werner, de 86 años, y prima del coleccionista alemán, hizo pública su decisión de hacer valer su derecho a la herencia. La octogenaria y su familia cuentan con un informe psiquiátrico según el cual Cornelio Gurlitt habría tenido problemas de salud mental al redactar su testamento.
Un legado fuera de serie
La colección fue constituida por Hildebrand Gurlitt, mercader de arte de Adolfo Hitler, quien habría recibido la orden de expatriar las piezas del “arte degenerado” que el III Reich había extraído de los museos alemanes. Incluía igualmente piezas compradas a bajo precio bajo amenazas o directamente robadas a familias judías.
Fallecido a los 81 años, el pasado mes de mayo, Cornelius Gurlitt, hijo de Hildebrand, había heredado la colección y designado al Museo de Bellas Artes de Berna como su único legatario.
El total de las piezas varía entre 1 240 y 1 650 y las pesquisas han establecido que una tercera parte fue confiscada. Del origen del resto se tienen pocos indicios. De ahí que 500 obras “sensibles” permanecerán en Alemania y el resto de la colección será trasladado a Berna.
Se continuará con la investigación sobre los orígenes de las pinturas, dibujos y bocetos y Alemania cubrirá los costos legales derivados de las demandas que presenten los herederos de las familias judías despojadas.
La Federación Suiza de Comunidades Israelitas (FSCI) y la Plataforma de Judíos Liberales (PJLS) expresaron su satisfacción con el compromiso de mantener las investigaciones sobre el origen de las piezas, así como de la restitución de las mismas.
Las obras que no puedan ser devueltas “deberán ser expuestas con una inscripción que las identifique como expoliadas”, agregaron las dos organizaciones.
La historia , que desveló sin reservas el saqueo artístico perpetrado por el régimen nazi, comenzó en 2012, cuando Cornelio Gurlitt fue arrestado al azar en un tren de Suiza, en posesión de miles de euros.
Bajo la sospecha de evasión fiscal, las autoridades alemanas irrumpieron en su departamento donde encontraron un enorme número de pinturas, incluidas obras de artistas como Picasso, Renoir y Matisse.
swissinfo.ch y agencias