Tras un espectacular rescate sin precedentes en Alemania, el espeleólogo alemán atrapado en el conjunto de cuevas más profundo y largo del país tras sufrir un accidente hace más de diez días, volvió ayer a ver la luz del día. El científico fue sorprendido por un desprendimiento de piedras cuando investigaba el sistema de cuevas a una profundidad de cerca de 1.000 metros junto con dos acompañantes que le provocaron traumatismos en la cabeza y el tórax.
Tras cerca de 274 horas a mil metros de profundidad, Johann Westhauser, de 52 años, podrá recibir ahora atención médica en un hospital y posteriormente regresar a su casa junto a su familia.
Desde el pasado domingo 8 de junio los rescatistas trabajaron sin descanso en conseguir sacarlo del entramado de cuevas conocidas como Riesending, en el sur de Baviera.
Las últimas horas del rescate, que concluyó a las 11.44 de ayer. Con un mecanismo manual de cuerdas e inmovilizado en una estrecha camilla para transportarlo, consiguieron sacar a la superficie al espeleólogo.
“El herido se encuentra en la superficie donde está recibiendo atención médica”, informaron brevemente los servicios de salvamento en la montaña de Baviera. Desde el principio todos fueron conscientes de las dificultades a las que se enfrentaban en el conjunto de cuevas donde apenas hay espacio para una persona.
“Creo que podemos decir que estos días hemos escrito un pequeño capítulo en la historia de los rescates en los Alpes”, aseguró el presidente de los servicios de salvamento en la montaña de Baviera, Norbert Heiland.
Westhauser, un conocedor de este sistema de cuevas que quería seguir cartografiando, sufrió heridas en la cabeza y en el torso que le impedían salir por sus propios medios. Uno de sus acompañantes regresó a la superficie para buscar ayuda. A partir de entonces se puso en marcha un gran operativo de rescate, que ha tenido un coste de 20.000 euros al día.
No fue hasta el pasado viernes cuando el equipo consiguió fijar un sistema de cuerdas para poder transportarlo. Durante seis días lo movieron a lo largo del entramado de cuevas con un casco blanco protegiendo su cabeza y con ayuda de medicamentos.
Un día después del accidente, especialistas de diferentes países como Austria, Suiza, Italia o Croacia acudieron para unirse a las tareas de rescate de los alemanes. En toda Europa sólo hay unos pocos especialistas en este tipo de rescate en cuevas. El conjunto de cuevas alcanza una longitud de 19,2 kilómetros y una profundidad de 1.148 metros. Fue descubierto en 1995 durante unos trabajos de medición de una meseta.
Su ingreso está a 1.843 metros de altura y para entrar hay que bajar ya en el comienzo unos 3.000 metros colgado de sogas. En las cuevas reina la oscuridad y las temperaturas oscilan entre los 1,5 y cinco grados.