Johan Westhauser estaba investigando en unas cavernas en los Alpes alemanes, conocidas como Riesending, cuando, el pasado 8 de junio un desprendimiento de rocas lo sorprendió, hiriéndolo en la cabeza y en el torso. Herido de gravedad, el espeleólogo de 52 años permaneció a mil metros de profundidad mientras uno de sus acompañantes volvió a la superficie para pedir ayuda. Esa primera travesía duró nada menos que trece horas.
Desde ese día, el experto permanecía bajo el complejo conjunto de cuevas, que tiene una profundidad de 1.148 metros y una longitud de 19,2 kilómetros. El ingreso a Riesending está a 1.843 metros de alturas y para bajar hay que descender unos 3 kilómetros colgado de sogas. En algunas zonas, el espacio para avanzar es apenas suficiente para que pase una persona. Con todas esas dificultades debieron bregar los rescatistas, que finalmente este jueves (19.06.2014) pudieron cantar victoria.
Westhauser permaneció 274 horas en las profundidades, donde fue asistido por expertos, aunque la gravedad de sus heridas requería de atención médica en un centro asistencial, lo que hizo más urgente su rescate. “Creo que podemos decir que estos días hemos escrito un pequeño capítulo en la historia de los rescates en los Alpes”, aseguró el presidente de los servicios de salvamento en la montaña de Baviera, Norbert Heiland, una vez que el científico estuvo en superficie.
Un éxito sin precedentes
El equipo de rescate, compuesto por unos 70 especialistas alemanes y suizos, debió enfrentar una serie de dificultades. Debido a que Westhauser, tras el accidente, es incapaz de ponerse de pie, debieron atarlo a una pequeña camilla y cubrir su cabeza con un casco blanco, que lo protegió de los golpes contras las paredes de las cavernas. En el interior, las temperaturas oscilan entre los 1,5 y los 5 grados. Si bien Westhauser se encuentra en buen estado, era imprescindible sacarlo del lugar para que su vida no corriera riesgo.
Westhauser, un conocedor de este sistema de cuevas que quería seguir cartografiando, debió esperar hasta el pasado viernes 13 de junio hasta ver instaladas las cuerdas que finalmente lo rescatarían. El operativo, que ha costado 20.000 euros por día, supuso un enorme desafío para quienes trabajaron en él. “Olviden todo lo que han vivido en sus misiones”, les dijo desde el principio el experto en rescates en cuevas Norbert Rosenberger.
A la salida, un helicóptero esperaba a Westhauser para transportarlo a un centro asistencial, tras recibir las primeras atenciones médicas en un hospital de campaña instalado a la salida de la cueva. “Ya ha llegado al hospital”, informó Norbert Heiland posteriormente. “Con ello ya hemos logrado el principal objetivo del rescate”, agregó, satisfecho por haber finalizado un trabajo que tuvo en ascuas a Alemania en los últimos días.
DZC (dpa, Reuters, EFE)