Alexander Dobrindt, ministro de Transporte alemán. – Afp Agencia

Berlín |

El ministro de Transporte alemán, el socialcristiano bávaro Alexander Dobrindt, exigió a la canciller, Angela Merkel, un cambio de rumbo en su política de asilo y le aconsejó encarecidamente elaborar un plan B, sin descartar un cierre de sus fronteras.

“Tenemos que estar preparados ante el hecho de que no podremos evitar el cierre de las fronteras. Tenemos que acordarlo con urgencia con los otros países de tránsito en la ruta que siguen los refugiados”, señala al diario “Münchner Merkur” el ministro, miembro de la Unión Socialcristiana (CSU), partido hermanado de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Merkel.

Estas declaraciones se producen después del llamamiento realizado el lunes por la cúpula de la CDU a los críticos en las propias filas y en la CSU a “mantener sencillamente la boca cerrada y trabajar”, en palabras de la vicepresidenta de los cristianodemócratas y líder del partido en el estado de Renania del Norte-Palatinado, Julia Klöckner.

Acusación

El Ministro de Transportes acusa a la Unión Europea (UE) de dejar sola a Alemania en la crisis de los refugiados y se muestra convencido de que, junto a los países que han mostrado su voluntad de ayudar, hay “un pacto” contra Alemania de otros países no comprometidos.

Por su parte, más de 30 diputados regionales de la CSU en Baviera han exigido en una carta a la canciller que cambie el rumbo de su política de asilo, así como un tope para la llegada de refugiados al país.

“Alemania no puede asumir más de 200.000 inmigrantes al año, sean refugiados de guerra o solicitantes de asilo”, comentan en el escrito que tienen previsto entregar hoy a Merkel, cuando asista a la convención que celebran los diputados de la CSU en el Parlamento bávaro en el balneario de Wildbad Kreuth.

Expresan asimismo su temor a que en 2016 vayan a llegar todavía más refugiados que el año pasado, cuando entraron en el país cerca de 1,1 millones de solicitantes de asilo, y muestran su “profunda preocupación” por el futuro de Alemania, donde “los ánimos entre la población están peor que nunca” y son palpables “la desesperación y la ira de los ciudadanos”.