La canciller alemana, Angela Merkel, adoptó ayer la imagen de la “Angie” más cercana al ciudadano, sea el joven emprendedor o el jubilado, en una gira que la llevará por todo el país en busca del voto que precisa para su reelección en los comicios del 22 de septiembre.
“Les pido su voto para ser su canciller cuatro años más”, dijo la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en un mitin en Potsdam, ante unos 1.500 asistentes, incluidos algunos manifestantes que, fuera del cordón de seguridad, abucheaban su discurso.
“Aquí estoy, ante ustedes, pensando en que cuando visito Portugal o Grecia también se me recibe entre protestas. Soy consciente, tanto ahí como aquí, de que forman parte de la grandeza de nuestras democracias”, añadió, impasible a los gritos en contra, pero sin caer en el menosprecio de ignorarlos.
Un día después de la apabullante victoria de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera, que logró la mayoría absoluta en ese próspero “Land”, a una semana de las generales, Merkel insistió en pedir cada uno de los votos para sus filas.
“No podemos regalar ni un voto, ni siquiera a los socios con quienes queremos seguir gobernando porque los resultados van a ser muy, muy estrechos”, afirmó.
Merkel puso en marcha el llamado “Autobús de las 150 horas”, que recorrerá el país a un ritmo de tres etapas diarias, con el objetivo de plantarse el próximo domingo en Berlín a tiempo para festejar su meta: la reelección.