Berlín, 15 oct (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, reclamó hoy solidaridad a la Unión Europea (UE) ante la crisis de los refugiados acosada por las críticas internas, mientras el pleno del Bundestag (Cámara baja del Parlamento) aprobaba por la vía de urgencia la reforma de la legislación de asilo.
El proyecto, diseñado por conservadores y socialdemócratas y criticado por las ONG, busca acelerar la tramitación de las solicitudes de asilo, recortar algunas prestaciones económicas, agilizar las expulsión de quienes no logren refugio e impulsar la integración de quienes tengan perspectivas de quedarse en el país.
Merkel calificó de importante la reforma, pero advirtió de que la crisis no puede resolverse sólo con medidas nacionales y advirtió a la UE de que se encuentra ante “una prueba de fuego histórica”.
La canciller reclamó a todos los socios europeos que ofrezcan medios para controlar las fronteras exteriores de la Unión, para apoyar a Grecia e Italia en el registro de refugiados y también para respaldar a países como Turquía, a donde viaja el domingo.
Su Gobierno, añadió, seguirá mientras tanto defendiendo en Bruselas la necesidad de contar con un mecanismos permanente para la distribución de solicitantes de asilo entre los países.
“Una Europa que, en un mundo globalizado, quiere asumir sus responsabilidades y que quiere afirmar sus intereses y sus valores debe ser una Europa solidaria; cualquier otra cosa fracasará”, subrayó antes de viajar a Bruselas para participar en la cumbre de la UE.
La canciller llegó al pleno tras escuchar ayer en una reunión interna duros reproches de las bases de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), y hoy volvió a oír las críticas de su socio Horst Seehofer, primer ministro de Baviera.
En una comparecencia extraordinaria en su Parlamento regional, Seehofer -líder de la Unión Socialcristiana (CSU), el ala bávara de la CDU- responsabilizó directamente al Gobierno central de la actual crisis y de las dificultades que puedan surgir en el futuro, si no toma medidas.
“Si no restringimos la inmigración, fracasaremos totalmente como comunidad tanto en Alemania como en Europa”, alertó para instar a la canciller a dejar claro que este país, a pesar de su riqueza, no puede asumir los actuales flujos y debe fijar límites.
El Gobierno alemán prevé que este año se superen las 800.000 peticiones de asilo, cuatro veces más que en 2014, y estados federados y municipios centran ahora sus esfuerzos en buscar alojamiento adecuado para estas personas ante la llegada del invierno.
Las autoridades de Hamburgo, en el norte del país, han reconocido que este invierno seguirá habiendo solicitantes de asilo alojados en tiendas y que el objetivo ahora es dotarlas de calefacción, ya que alrededor de 2.850 personas viven ahora mismo en tiendas no preparadas para el frío.
A principios de mes, la ciudad estado aprobó una norma que permite la expropiación temporal de inmuebles vacíos, indemnizando a sus propietarios, para alojar a refugiados, un camino que hoy siguió también Bremen.
Las distintas administraciones buscan soluciones imaginativas y la reforma aprobada hoy en el Bundestag les permitirá incumplir varios de los requisitos mínimos fijados por la ley para los nuevos edificios, con el fin de acelerar las obras.
El Gobierno central trasferirá también a los estados federados una partida adicional anual de 500 millones de euros entre 2016 y 2019 para impulsar la construcción de nuevos albergues.
El objetivo es que los solicitantes de asilo con buenas perspectivas de conseguirlo se integren cuanto antes en la sociedad y abandonen pronto los albergues denominados de “primera acogida” para pasar a alojamientos más estables.
En el otro extremo, la reforma aprobada hoy clasifica a Albania, Kosovo y Montenegro como países de origen “seguros”.
Sus nacionales quedan así casi sin oportunidades reales de lograr refugio en Alemania y, además, deberán permanecer en esos albergues de primera acogida hasta que se resuelva su expediente.