La CSU gobierna en Baviera desde 1946, con un único ‘parón’ de tres años, lo que ha propiciado “una suerte de círculo cerrado en las élites públicas”, como comenta el politólogo de Passau Heinrich Oberreuter a El País. Por ello, como detalla el diario, hasta ahora no ha parecido tan extraño que el ex jefe del Grupo parlamentario socialcristiano, Georg Schmid, contratara a su mujer como secretaria y asistente por 5.500 euros mensuales, con lo que el matrimonio ingresaba por su ‘trabajo’ más que la propia Merkel.
Más llamativo aún es el caso del presidente de la Comisión de Presupuestos del Parlamento regional (Landtag) Georg Winter, que tuvo la desfachatez de poner en nómina a sus hijos de 13 y 14 años como asesores informáticos en su oficina parlamentaria.
La ley que se aprobó en el año 2000 y que prohibía contratar a familiares no dio sus frutos al incluir la ambigüedad de permitir la continuidad de las vinculaciones laborales que ya estaban en vigor. Lo que hicieron muchos diputados fue apurar el plazo para cerrar contratos, de forma que en la actualidad 17 de ellos, entre los que se encuentran cinco ministros, tienen familiares contratados.
La ministra regional de Justicia, Beate Merk, ha admitido a su vez que encarga regularmente “tareas administrativas” a su hermana, mientras que su colega de Agricultura, Helmut Brunner, ha estado empleando a su esposa, por unos 900 euros al mes.
Esta situación es la que pretende atajar Angela Merkel, preocupada por las malas estimaciones de voto que arrojan las encuestas y empeñada en acabar con la sombra de la corrupción que hasta ahora parecía limitada sólo a los ‘países del rescate’. Seehofer aspira a la reelección en las regionales del 15 de septiembre, una semana antes que las generales en las que Merkel se someterá a las urnas con intención de lograr el que sería su tercer mandato -tras sus dos victorias en 2005 y 2009-. Aunque ambos son favoritos, la canciller espera que esta ley contribuya a mejorar la imagen de los dos partidos.