La cara tensa y la mirada dura del líder socialdemócrata Sigmar Gabriel lo decía todo cuando abandonó la reunión de la coalición al mediodía de ayer: las dos horas de diálogo no habían servido para que los tres partidos que integran el gobierno alemán alcanzaran un acuerdo sobre la política de refugiados.
Sin embargo, tras la salida de Gabriel, los socialcristianos bávaros (CSU), presididos por Horst Seehofer, lograron presionar al partido democristiano (CDU) de la canciller Angela Merkel para la instauración de las llamadas “zonas de tránsito”.
Esa propuesta de Baviera, el land más directamente afectado por la crisis de los refugiados, se había convertido en caballito de batalla. Se trata de la implantación de zonas de tránsito en la frontera, donde evaluar las peticiones de asilo de los refugiados y, de ser rechazadas, proceder a su expulsión.
Dicha propuesta se topaba con el rechazo del cogubernamental Partido Socialdemócrata (SPD) de Daniel y, aunque menos frontalmente, con el de la CDU de Merkel.
Seehofer insiste en que esa iniciativa, en coordinación con las autoridades austríacas, contendrá o permitirá ordenar, al menos, la afluencia de entre 7.000 y 10.000 peticionarios que a diario entran ahora en su land a través del país vecino.
Gabriel había adelantado el sábado que esa propuesta cruzaba el límite del SPD, ya que implicará crear enormes cárceles donde quedarían recluidas, tal vez por meses, personas que acuden a Alemania en busca de asilo.
El acuerdo alcanzado ayer entre la CDU-CSU contempla una moratoria de dos años al reagrupamiento familiar para algunos grupos de peticionarios, cuestión que el SPD advirtió de antemano que contraviene las leyes vigentes y está destinada a “morir” ante el Tribunal Constitucional.
También para implementar el proyecto de las zonas de tránsito, el gobierno necesitará el apoyo del SPD.
Seehofer no había escatimado críticas contra la línea de la canciller desde que ésta decidió abrir temporalmente las fronteras a la entrada de refugiados como medida humanitaria.
A ese contexto se añadieron las informaciones del diario Frankfurter Allgemeine según las cuales Merkel estima ya en un millón el cómputo de refugiados que Alemania recibirá este año, en lugar de los 800.000 oficialmente calculados.
Mientras los líderes buscaban consensos, proseguía el goteo de informaciones sobre nuevos ataques contra centros de asilados.
Tres peticionarios fueron atacados con bates de béisbol por unos 30 desconocidos en Magdeburgo; un joven resultó herido por un objeto incendiario lanzado contra una vivienda de refugiados en Dresde, y dos sirios quedaron heridos a consecuencia de una paliza en Wismar, población del este de Alemania, al igual que las dos anteriores.
El cómputo de ataques a centros de asilados, habitados o en construcción, en toda Alemania, llegó a los 600 en lo que va de año.
Las conversaciones de ayer entre los tres líderes que conforman la coalición de gobierno continuarán el jueves, antes de una conferencia de primeros ministros regionales de toda Alemania.
Naufragio y muertes
Al menos trece personas murieron ayer en dos nuevos naufragios ante las costas de Grecia, muy cerca de Turquía.
Una de las barcazas se hundió cerca de una zona rocosa de la isla de Samos, a tan sólo veinte metros de la orilla, y murieron once personas, entre ellas cinco mujeres, dos niños y cuatro bebés.
La Guardia Costera griega pudo rescatar a quince personas y continuaba el operativo para encontrar a los desaparecidos, que podrían ser dos.
En otro accidente ante las costas de la isla de Farmakonisi, los guardacostas recuperaron los cuerpos sin vida de dos personas, mientras que otras diez permanecen desaparecidas.
Fuente: Diario BAE