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Múnich/Berlín, 13 sep (dpa) – El incesante flujo de refugiados a Alemania ha hecho saltar las alarmas en los estados federados, que hoy advirtieron de la creciente escasez de alojamiento disponible para los miles que llegan a diario al país.
Unos 12 mil 200 refugiados del Cercano y Medio Oriente y África arribaron únicamente el sábado a Múnich, donde muchos tuvieron que dormir en colchonetas a falta de camas. El alcalde de la ciudad, Dieter Reiter, apeló a la Canciller Angela Merkel y a los demás estados a no abandonar a Múnich a su suerte.
La compañía de ferrocarriles alemanes Deutsche Bahn evacuó por primera vez un tren de alta velocidad para trasladar a refugiados de Múnich a Berlín. Los pasajeros con billetes para este tren tuvieron que cambiar a otros para poder viajar a la capital.
Reiter echó en cara a sus colegas de otras regiones de falta de solidaridad, pero muchos dijeron que ya han alcanzado sus propios límites. “Toda la semana hemos estado ayudando a los colegas de Baviera, habilitando a diario nuevos alojamientos”, replicó un portavoz del ministerio del Interior de Renania del Norte-Westfalia.
“Pero no sabemos cuánto más podemos tolerar”, previno. La primera ministra de Renania-Palatinado, la socialdemócrata Malu Dreyer, demandó una reunión de emergencia de todos los jefes de gobierno de las 16 regiones alemanas.
Únicamente Múnich recibió y dio alimentos a 63 mil refugiados desde finales de agosto, lo que equivale a la población de una ciudad pequeña. La ola de refugiados continuó este fin de semana. En Hungría, la policía registró el sábado a 4 mil 330 nuevos refugiados, una cifra récord para un día. El mismo sábado llegaron a la frontera entre Hungría y Austria unos 6 mil 600 refugiados.
También en las filas del gobierno de Merkel comienzan a alzarse voces para demandar el fin del ingreso irrestricto de refugiados que resolvió Merkel el fin de semana pasado ante la delicada situación de miles de personas atrapadas en Hungría.
El Ministro del Interior de Alemania, el democristiano Thomas de Maizière, llamó a rebajar el ritmo de las llegadas. “Tenemos que volver rápidamente a los procedimientos que estipulan los reglamentos”, dijo al diario “Tagesspiegel”.
También el vicecanciller alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, estimó que la situación está al límite: “La velocidad es casi más problemática que la cifra (de refugiados).
“Hemos llegado al límite, hay que enviar esta señal de forma clara”, reclamó el Ministro de Transporte de Alemania, el socialcristiano Alexander Dobrindt.
Los socialcristianos de Baviera han sido especialmente críticos con Merkel y la acusan de haber cometido un grave error dejando entrar a los refugiados sin que estuviesen registrados en el primer país de la Unión Europea que pisaron como lo estipulan las reglas comunitarias.
Merkel, por su parte, defendió la política de puertas abiertas. “Fue una situación de emergencia”, dijo en un congreso de su Unión Demócrata Cristiana.
La mandataria llamó a todos los Estados del bloque a recibir a refugiados. “Esto no es solo responsabilidad de Alemania, sino de todos los Estados miembros de la UE”.
Mañana se reunirán en Bruselas los ministros europeos del Interior para analizar el plan para la redistribución de 120 mil refugiados propuestos por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Se esperan acalorados debates ante la negativa de varios países, especialmente del este del bloque, a aceptar cuotas vinculantes.
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