Afinales de abril la vida del flamante presidente de la fracción parlamentaria de la Unión Cristianosocial (CSU) en el Parlamento bávaro, Georg Schmid, dio un vuelco. Pasó de llevar la voz cantante de su partido en Baviera a verse envuelto en un escándalo de nepotismo en los mismos pasillos del gobierno del rico estado federado del sur de Alemania.
El alemán, de 60 años, originario de Donauwörth, una pequeña ciudad de la región de Suabia en Baviera, vio cómo su sueño de retirarse como diputado de la CSU se hacía añicos. Su carrera política le llevó en 1990 a ser diputado del Parlamento bávaro, donde ocupó desde 2007 el puesto de presidente de la fracción parlamentaria.
Sin embargo, su decisión de contratar a su mujer como secretaria durante 23 años con un sueldo de hasta 5.500 euros mensuales a costa del erario público le salió más cara de lo que pudo imaginar en un primer momento.
Presionado por la opinión pública, no le quedó mucho espacio de juego y acabó presentando su renuncia el 26 de abril, acabando también con sus planes de volver a formar parte de la Cámara Baja bávara después de las elecciones de Baviera del próximo 15 de septiembre. Sin duda, la cercanía de los comicios y el miedo a que este escándalo les pueda pasar factura obligaron al partido a tomar medidas y presionar a los implicados.
A pesar de todo, el matrimonio Schmid y sus dos hijos pudieron disfrutar del sueldo de su mujer durante décadas hasta que explotó la noticia. Muchos quieren saber también si la mujer de Schmid llegó a trabajar de verdad o si simplemente estaba en nómina y se dejaba ver de vez en cuando por su puesto de trabajo.
«¿Qué es la buena vida?», se preguntaba recientemente un columnista de la revista alemana Der Spiegel. «Ser diputado en Baviera. Dietas de 7.244 euros, una bolsa de gastos de 3.282 y otros 7.524 euros al mes para personal. Sin duda la democracia no solo es muy querida por los bávaros sino, sobre todo, cara», escribió.
Eso mismo debió pensar Schmid en 1972 cuando hizo su examen de selectividad y decidió decantarse por la carrera de Derecho para acabar siete años después en el departamento legal del gobierno de Suabia, en la ciudad de Dillingen.
Sus inicios en política comenzaron en las juventudes de la Unión, formada por la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, y su partido hermanado del sur, la CSU. En 1987 fue nombrado presidente de la CSU de Donauwörth y en 1989 residente del partido en el distrito de Donau-Ries. Esta carrera política culminaría con su elección como miembro del Parlamento en 1990, al frente del departamento de desarrollo urbanístico, cuestiones medioambientales y responsable de cuestiones regionales y de seguridad interna.
Sin embargo, su trabajo o su gran habilidad para escalar posiciones en el entramado político bávaro -Baviera es conocida en toda Alemania por su funcionamiento a través de lazos afectivos, familiares o de tratos de favor- le llevaron en 2007 a suceder a Joachim Herrmann como jefe de la fracción parlamentaria de la CSU en la cámara legislativa. Y a punto estuvo incluso de presentarse al cargo de primer ministro bávaro cuando Günther Beckstein decidió en 2008 no volver a concurrir a las elecciones.
El primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, se afanó las semanas posteriores en intentar dejar atrás el que se conoce como el ‘Amigo-Affäre’, en el que están implicados 79 diputados. «Para mí este capítulo ya se ha terminado», declaró el líder de un partido que lleva gobernando el Land desde hace más de cincuenta años.
El término de ‘Amigo-Affäre’ se remite al escándalo de tráfico de influencias y corrupción en torno al exprimer ministro bávaro Max Streibl, que dimitió en 1993. «Saludos amigos» (en español original), comenzó un discurso en su defensa Streibl unos meses antes. «¿Tener amigos debe ser una vergüenza en la CSU?», se preguntó, lo que provocó que la prensa usara ese término en español para calificar el escándalo. La palabra española ‘amigo’ pasó a ser sinónimo de nepotismo en relación con la CSU.
Georg Schmid fue diputado del Parlamento bávaro desde 1990 y presidente de la fracción parlamentaria desde 2007, hasta su dimisión el pasado mes de abril al conocerse que contrató a su mujer durante 23 años como secretaria con un sueldo de 5.500 euros al mes.
En 2000 Baviera prohibió la contratación de familiares directos o en primer grado. Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa. Y una cláusula establecía que los contratos que fueran cerrados dentro de ese año tendrían un periodo de gracia, lo que empujó a muchos parlamentarios a apresurarse a contratar a sus familiares. El año pasado, aún 17 diputados seguían teniendo a sus familiares en nómina.