Los paisajes bávaros son una de sus mayores riquezas. / Cedida
La mayor diferencia entre los diferentes Länder es sin lugar a dudas el sistema educativo, ya que es también el mejor medio para defender la independencia de Baviera. La política educativa suele llamarse también el “núcleo de la soberanía de los Estados Federales”. Por ejemplo, el Instituto de Estudios Sociales de las Fuerzas Armadas Alemanas realizó una investigación sobre una muestra de 250.000 reclutas mediante un test de inteligencia. El resultado arrojó una clara distribución regional del Coeficiente Intelectual dentro de Alemania. El resultado es muy halagador para Baviera ya que habla un lenguaje claro: Baviera tiene con mucha diferencia la media más alta de CI entre la gente joven. Esto podría interpretarse como el resultado del sistema educativo bávaro que es con mucho el más estricto y exigente de Alemania. Los gobernantes conservadores de Baviera lo esgrimen como un signo de la singularidad del Estado.
La consecuencia de tales políticas es por ejemplo el resultado de las elecciones de 2003. Es muy interesante que después de su desastre en estas elecciones los Social Demócratas bávaros llegaran a pensar en cambiar su nombre oficial en SPB (Partido Social Demócrata de Baviera) en lugar de SPD para deshacerse del nombre de Alemania que no es muy popular y hacer como los Conservadores Bávaros que sólo existen en Baviera y no en el resto de Alemania, lo que les hace más populares entre los votantes. Al final no se cambiaron el nombre, pero es muy revelador que hubiera una discusión al respecto.
También lo que sigue es muy ilustrador de la posición del gobierno bávaro respecto a la legislación germana. Cuando el Tribunal Constitucional de Alemania adoptó la decisión de prohibir los crucifijos en las aulas, el gobierno bávaro acató la decisión pero se negó a cumplirla. Hay otros varios ejemplos de la misma índole, por ejemplo, cuando un tribunal del norte de Alemania decidió reducir las horas en que podía tocarse música ruidosa en las terrazas de los bares y el Gobierno bávaro aprobó una ley propia opuesta a esta decisión ampliando las horas, remarcando que si la gente vive en Baviera tiene que adaptarse a la música ruidosa. Estas decisiones muestran básicamente lo controvertida que es la posición bávara para la posición federal.
Conclusiones. El papel político de Baviera está íntimamente conectado con las tradiciones del estado de Baviera y su entidad regional. Una de las entidades políticas existentes más antiguas de Europa con una historia que abarca más de 1.500 años, periódicamente reivindica su independencia y expresa su reticencia a encajar en determinado papel dentro de un todo mayor. Baviera hace hincapié en un modelo federal en que la subsidiaridad debe ser la primera constante de las políticas bávaras, alemanas y europeas y constituye la principal abogada del Federalismo en Alemania. Un federalismo que funcione bien es visto por Baviera como una garantía para conseguir sus objetivos e intereses y para proteger sus diferencias culturales. Además, el Federalismo es valorado como una herramienta para resolver los problemas entre regiones y la Federación, ya que el artículo 20 de la Constitución Alemana garantiza derechos a todos los Lander de Alemania y, al contrario que en España, los garantiza legalmente, lo que constituye un rasgo de la Constitución alemana. Esa es la razón de que Baviera pueda confiar en esos factores determinantes.
Sin embargo, Baviera interpreta las opciones que le ofrece este marco legal de manera tradicionalmente muy generosa, como por ejemplo cuando durante la Guerra Fría el primer ministro bávaro Franz Josef Strauss (CSU) voló a Moscú y se reunió con Gorbachov, cuando visitó Israel, Siria y Chile, y medió entre Sudáfrica y Mozambique en 1988 o concedió un crédito de mil millones de marcos a Alemania Oriental al margen del gobierno alemán. Estas acciones no estaban autorizadas por la Constitución alemana, ya que la política exterior es competencia exclusiva del gobierno federal. Sin embargo, el sistema alemán es suficientemente flexible y el Norte no intervino ya que los bávaros no habían atentado realmente contra la unidad de la República Federal. Se contempló, es más, como una especie de tributo a la autopercepción de Baviera el permitir tales actividades cerrando los ojos para no verlas. En general, la definición que los bávaros se dan de este “espacio libre” para las actividades exteriores es por supuesto más estricta si los conservadores están en el poder en Berlín. Si son los social-demócratas los que gobiernan en Berlín la interpretación de Baviera es más generosa. El gobierno bávaro además saca provecho tradicionalmente subrayando los éxitos bávaros y los errores federales. Por ejemplo, la tasa de paro en Baviera es casi la mitad de la alemana y las finanzas públicas son más o menos sólidas. Temas como estos se enfatizan y contribuyen a mantener en el poder a los conservadores.
En Baviera la “demostración de fuerza” no es militante y no hay actos de terrorismo ni de violencia, pero hay algunas cosas que se defienden por todos los medios sin violencia, aunque puedan parecer ridículos para los no-bávaros. Estas diferencias influyeron hasta el punto de mermar desde el principio las posibilidades del Primer ministro Stoiber de ser elegido canciller en 2002 ya que ningún nativo de Baviera consiguió ganar una elección nacional desde el año 1949.
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