El accidente se produjo en torno a las 6.30 horas, cuando unas 150 personas viajaban en los dos trenes que colisionaron en esta zona del sur de Baviera, a pocos kilómetros de la frontera austriaca. El choque, que deja 10 muertos —entre ellos los dos conductores—, 18 heridos graves y unos 80 leves, se produjo en una curva de un tramo con una sola vía.
Alemania se preguntaba este martes qué pudo pasar, especialmente porque hace cuatro años un accidente parecido en el Estado oriental de Sajonia-Anhalt causó también diez muertos. Frente a las informaciones periodísticas que apuntaban a algún tipo de error humano, el ministro de Transportes, Alexander Dobrindt, pidió esperar al resultado de las investigaciones. “Todo lo demás sería especular, algo que no sirve de ayuda a nadie”, dijo el ministro en una rueda de prensa improvisada en el Ayuntamiento.
Dobrindt afirmó que la vía del tren había sido equipada con un sistema de frenos automáticos para evitar choques como el ocurrido. Deutsche Bahn, la compañía responsable de la vía, informó además de que este sistema había sido comprobado en ese tramo hace solo una semana, y que no había dado ningún problema. “Un tren se abalanzó sobre el otro y el vagón del segundo tren quedó destrozado”, añadió.
El ministro dijo que, probablemente, los conductores no se vieron hasta el último momento, ya que el choque se produjo en una curva. Las tres cajas negras de los trenes —de las que este martes solo se habían encontrado dos— deberían arrojar luz sobre lo ocurrido.
Difícil rescate
Las tareas de rescate se complicaron especialmente por el lugar donde ocurrió la catástrofe, entre el canal de Mangfall y una colina. Las ambulancias no podían llegar allí, por lo que los heridos graves fueron trasladados en helicópteros a los hospitales cercanos. Parte de los equipos de emergencias han sido trasladados hasta la vía en botes. Al otro lado del canal, desde donde se divisaba un vagón descarrilado tapado por los árboles, se agolpaban al mediodía periodistas y curiosos que acudían con sus bicis al lugar del siniestro. Los equipos de rescate aún buscan a una persona atrapada en los vagones, según Jürgen Thalmeier, portavoz de la policía.
El mayor accidente de la historia ferroviaria en la Alemania moderna sucedió en 1998, cuando 101 personas murieron cuando viajaban a bordo de un tren de alta velocidad ICE en la localidad de Eschede, al norte del país.
La canciller, Angela Merkel, dijo estar “consternada” por lo ocurrido y ofreció sus condolencias a los familiares de los fallecidos, así como su apoyo a las decenas de personas que han resultado heridas. Merkel y toda la clase política alemana han cancelado sus tradicionales actos políticos con motivo del Miércoles de Ceniza. El líder bávaro y presidente de la Unión Socialcristiana (CSU) visitará la zona el miércoles para homenajear a las víctimas.
La situación está siendo “seguida de cerca” por la Comisión Europea y la Agencia Europea de Ferrocarriles (ERA, por sus siglas en inglés), según informó la comisaria europea de Transportes, Violeta Bulc.
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