En otra muestra del sentimiento anti refugiados que está ganando fuerza en Alemania, el jefe de gobierno del distrito bávaro de Landshuter, Peter Dreier, envió ayer un colectivo con 51 refugiados sirios a la sede de la Cancillería en Berlín, el edificio donde trabaja Angela Merkel, para protestar contra la política de asilo nacional.
En este contexto, la Comisión Europea (CE) investiga si las autoridades turcas fuerzan a refugiados sirios a regresar a su país, tal como ha denunciado la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI), algo de lo que Bruselas no tiene constancia.
“Esta es una señal de que la política de refugiados no puede y no debe continuar así”, aseguró en un comunicado Dreier, dirigente del partido conservador Freien Whaler, que también viajó a Berlín para pedir que el gobierno de Merkel frene la entrada de nuevos demandantes de asilo a su estado, Baviera, fronterizo con Austria.
1,1 millones.
Según cifras oficiales, alrededor de 1,1 millones de refugiados entraron al país el año pasado, fueron distribuidos por Berlín a los distritos de cada una de las regiones del país, y una vez allí pidieron formalmente asilo político.
“No vemos el fin de las oleadas de refugiados, la capacidad de alojarlos de forma digna en nuestra tierra se acaba y no veo que se estén construyendo nuevas viviendas para los inmigrantes”, denunció el político conservador, citado por la agencia de noticias EFE.
Reclamo.
El gesto desafiante de ayer de Dreier se sumó al reclamo público que hizo el miércoles el partido oficialista alemán, la Unión Cristianodemócrata (CDU), a su principal lider, Merkel, para que aumente como mínimo a mil las deportaciones de aquellos refugiados cuyo asilo haya sido rechazado.
Merkel ya había anunciado un día antes que todo refugiado que sea condenado a una pena de al menos un año será automáticamente expulsado del país.
Esta decisión fue impulsada por la sospecha policial de que varios refugiados podrían haber sido responsables de la ola de ataques sexuales y robos contra mujeres en la noche de Año Nueva en la ciudad de Colonia.
Esta versión, que aún no fue confirmada por una decisión judicial, acrecentó un clima de xenofobia que ya venía creciendo en el país germano.
Ataques.
Según la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania, el año pasado se registraron un total de 163 ataques violentos contra albergues de refugiados en el país, una cifra casi seis veces más grande que la de 2014, informó la televisión pública nacional.
Pese a las críticas que esta medida gubernamental generó entre la oposición de izquierda por la activación de un sistema de expulsiones automáticas, Berlín obtuvo el apoyo de la Comisión Europea (CE), una suerte de Poder Ejecutivo de la Unión Europea (UE).
Viejo Continente.
Alemania es el principal objetivo de los refugiados e inmigrantes que arriesgan sus vidas para buscar una nueva vida en el Viejo Continente, pero no es el único. Los países nórdicos también son muy deseados por miles de personas que escapan de las zonas más violentas y pobres del mundo. Por eso, el clima antimigratorio y reaccionario no crece y se impone en Alemania.
En Holanda, dos cerdos muertos, uno de ellos ahorcado en un árbol, aparecieron ayer en una zona de Heesch, en el centro del país, donde el gobierno nacional planeaba construir un albergue de refugiados para 500 personas, según informó el portal de noticias local Dutch News.
Uno de los cerdos apareció en el tejado de un edificio cercano, mientras que el otro estaba ahorcado en un árbol con una cadena de metal y cerca de varias pancartas con mensajes que rezaban: “La gente dice NO al centro de asilo” o “500 son demasiados”.
El martes pasado el consejo municipal de Heesch había propuesto la creación de un centro de recepción para 500 refugiados para los próximos 10 años. Inmediatamente la iniciativa generó rechazo entre parte de la población local.
Comisión Europea.
Entretanto, la Comisión Europea (CE) investiga si las autoridades turcas fuerzan a refugiados sirios a regresar a su país, a partir de una denuncia de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI).
“Nuestra delegación en Turquí-a está en contacto con las autoridades de ese país para obtener información completa y también está estudiando la posibilidad de llevar a cabo visitas sobre el terreno a algunos centros para clarificar los asuntos y controlar el funcionamiento”, dijo la portavoz comunitaria de Exteriores, Maja Kocijancic. (Télam)