Gelsenkirchen no es Augsburgo. Median más de 500 kilómetros, los que por ejemplo separan Colonia de Múnich. Porque en muchos aspectos poco tienen en común Baviera y Renania del Norte-Westfalia, dos de los estados federados que conforman Alemania. Pero este fin de semana, en el feudo del Schalke 04, el Veltins-Arena de Gelsenkirchen, el nuevo Málaga CF ha cosechado su primer título. Precisamente en tierras germanas, con dos primeras partes de ensueño ante rivales de entidad como Newcastle y West Ham, la afición malaguista ha pasado página, de forma definitiva, a la era del bávaro Bernd Schuster.
Porque las comparaciones son odiosas, pero al mismo tiempo inevitables, durante estos dos días, después de la exótica gira por esas antípodas que depararon choques en circunstancias excepcionales, la masa social blanquiazul se ha fijado hasta en el número de minutos que Javi Gracia estuvo de pie. El sábado, incluso con el partido medio resuelto frente a «las urracas» de Alan Pardew, el adiestrador navarro no dejó en ningún momento de gesticular y de aleccionar a sus pupilos.
Estos encuentros de pretemporada sirven sobre todo para desarrollar la pizarra, introducir cambios y afinar la maquinaria a pocas semanas para que arranque lo verdaderamente importante: la Liga. Pero la actitud, en uno u otro sentido, ya empieza a quedarse grabada, desde muy pronto, en las retinas de los aficionados. Y así ha comenzado Gracia a «congraciarse» con la hinchada que luego pondrá el número 12 a su alineación, cuando tenga que dejarse los pulmones con el balón ya rodando sobre el césped de La Rosaleda.
Ayer arrancó una nueva era por muchos más motivos, no sólo porque el Málaga CF inscribió su nombre como ganador de la primera Schalke 04 Cup. Vivimos también el estreno de una tercera equipación que bien parece un homenaje a Willy Caballero; o al «submarino amarillo» que dirigiesen Pellegrini o el propio Gracia, en categorías inferiores. Y hasta «debutó» sobre el césped Paco Memo Ochoa, aunque sólo fuese para responder las preguntas de Vanessa Huppenkothen, la conocida presentadora de Televisa.
El chorizo pamplonica no sabe como la salchicha «currywurst». El somontano no tiene comparación alguna con el vino caliente teutón. Pero es que Javi Gracia no es Bernd Schuster. Ni Pamplona, Augsburgo.