El 24 de febrero recién pasado, unos turistas descubrieron casualmente osamentas humanas en las cercanías del Río Itata, en un recinto de la planta chancadora Abratec S.A., ubicado detrás del Restaurant Casino Familiar, ambas empresas propiedad del holding Villa Baviera. Hecha la denuncia del hallazgo, los peritos constataron que se trataba de restos humanos de al menos tres personas, una de las cuales podría corresponder a un menor de edad.
Enclave
Villa Baviera es el nombre con que Paul Schäfer y sus socios rebautizaron Colonia Dignidad, el enclave nazi alemán que se afinca en la zona precordillerana de Parral, a orillas del río Perquilauquén. Allí, camino a Catillo, se instalaron a fines de 1961 apadrinados por una camarilla de políticos de derecha, siempre dispuestos a tender lazos de amistad y cooperación con los nazis.
Paul Schäfer, nacido en 1921, alcanzó a ser sargento en la última época del ejército hitleriano, ya en desbandada, y luego de la guerra se ocultó en sectas religiosas. Deambulando de secta en secta como seudo predicador, de las que fue sucesivamente expulsado por abuso de menores y apropiación indebida, decide fugarse de Alemania para escapar de dos órdenes de captura emanadas de procesos que se habían abierto en su contra por aquellos delitos. Aprovechando de que Chile era lugar de destino natural para nazis prófugos, en 1961 llega a al país un grupo de ex soldados nazis que se ocultaban en una supuesta organización religiosa y benefactora; entre ellos venía Paul Schäfer con el mismo disfraz de predicador y guía espiritual. Con la ayuda de los consabidos padrinos, que no se preocuparon de averiguar que éste predicador era prófugo de la justicia alemana (y si lo supieron no les importó), llegaron a instalarse en la comuna de Parral usando el pretexto de ayudar a las personas afectadas y damnificadas por el terremoto de 1960.
Gracias al apoyo de la camarilla derechista y utilizando el paraguas de “Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad” consiguieron que el gobierno de Alessandri les diera personalidad jurídica, exención de impuestos, subsidios de colonos, franquicias de benefactores y, de paso, una red de relaciones públicas. En Parral compraron el fundo El Lavadero, junto al estero del mismo nombre y a orillas del río Perquilauquén, donde rápidamente establecieron los límites externos propios de un campo de concentración y un régimen interno propio de la esclavitud. Los habitantes de los predios de la Colonia no se sometían a las leyes chilenas sino que se regían por reglamentos y leyes internas, impuestas por Schäfer y sus socios; es decir, operaban como un verdadero estado autónomo. Estas prácticas esclavistas y autonomistas estuvieron siempre avaladas, justificadas y encubiertas por la red de protección que se conformó en torno a los alemanes.
Aliados
El auge y apogeo de Colonia Dignidad se produjo durante la época de la dictadura. Ya durante el gobierno de Allende, los fachos de Patria y Libertad encontraron en los dominios de Colonia Dignidad espacio y apoyo para organizar sus actividades fascistas y terroristas contra el gobierno popular. Luego del golpe militar, el enclave alemán fue un campo de tortura de prisioneros políticos; las catacumbas de esta colonia alemana se transformaron en laboratorios de exterminio para la DINA. La Brigada Sur de la DINA, que operaba entre Curicó y Concepción, bajo el mando del oficial de ejército Fernando Gómez Segovia, tenía instalado su cuartel general en una casa ubicada en calle Ignacio Carrera Pinto N° 262 de Parral, propiedad de la Sociedad Benefactora Dignidad y facilitada a la DINA para sus fines criminales.
Por lo menos 120 presos políticos pasaron por las mazmorras de Dignidad llevados allí por los grupos de exterminio de la DINA, según confesiones de ex colonos que escaparon de las cadenas de Schäfer y según se ha podido establecer en numerosos procesos judiciales, por declaraciones de sobrevivientes y de ex agentes represores. Decenas de detenidos desaparecidos registran como último paradero conocido los recintos de tortura de Colonia Dignidad. Son decenas también los ex prisioneros políticos sobrevivientes que fueron llevados y torturados en este lugar.
Cuando en 1979 Pinochet ordenó la “Operación Retiro de Televisores” la Colonia de Schäfer no estuvo ausente de la macabra disposición. La operación consistió en la remoción de cadáveres de detenidos desaparecidos, inhumados en sepulturas ilegales, para hacerlos desaparecer definitivamente. Los hombres de Schäfer removieron los restos de al menos 22 desaparecidos que estaban sepultados en una fosa clandestina al interior del fundo El Lavadero, según confesó judicialmente el colono Gerhard Mücke; las osamentas fueron rociadas con fósforo químico para pulverizarlas y luego arrojadas al río Perquilauquén.
Luego del plebiscito del 88, y ante la previsible caída de Pinochet y su régimen, Schäfer y su staff procedieron a destruir y deshacerse de los vehículos que habían pertenecido a detenidos desaparecidos y que la Colonia había recibido como obsequios por parte de la DINA. Pero eso no es todo. Cuando Paul Schäfer permanecía prófugo y oculto en Argentina, ordenó desde allí una nueva remoción de cuerpos, de armas y productos químicos.
Lavado
En 1991 el gobierno de Patricio Aylwin, mediante el decreto 143, procedió a quitarle la personería jurídica a Colonia Dignidad. Pero ya para entonces, el pulpo había crecido demasiado. Las propiedades de la Colonia se multiplicaron y se expandieron. No solo Parral, sino también Chillán, Bulnes y Quillón fueron algunos de los nuevos destinos donde instalaron sus redes y negocios.
Al perder la personalidad jurídica y todas las prerrogativas que ostentaba por el título de sociedad benéfica, lo primero que hace Schäfer es cambiar el nombre legal del engendro nazi. Desde entonces pasa a denominarse con el apacible nombre de Villa Baviera y diversifica los bienes y propiedades de que se había hecho en una serie de empresas y organismos de pantalla. Es también el momento en que las redes de influencia y protección del enclave nazi comienzan a jugar su papel de defensores y lavadores de imagen. La derecha política chilena hizo gala de sus mejores argumentos de beneficio social para atribuírselos al alemán pedófilo y su sociedad criminal.
Las sociedades o empresas en que las gentes de Colonia Dignidad han camuflado sus dudosas adquisiciones son variadas y han ido mutando y cambiando de nombre, según sea impuestos internos o procesos judiciales por delitos de derechos humanos o procesos judiciales por los abusos sexuales sobre menores, los que acosen los intereses materiales de la sociedad. Hoy por hoy, con la complicidad de los de siempre, conforman un verdadero holding compuesto por tres empresas de pantalla que los colonos llaman ABC: Agripalma S.A, Bardana S.A. y Cinoglosa S.A. Bajo estos tres fantasmas se ocultan las empresas que le dan valor patrimonial a los dueños: Inmobiliaria e Inversiones Cerro Florido Ltda., que figura como propietaria de todos los inmuebles de la Colonia, administra todos los fundos y las faenas y negocios forestales; Abratec S.A., que administra todos los hoteles y restaurantes de la Colonia, opera una empresa de transportes y opera el negocio de los áridos y movimientos de tierra; Productora y Distribuidora de Alimentos Prodal Ltda., que se encarga de la producción y venta de productos de panadería, pastelería, rotisería y quesos; Transportes Power Tur Ltda., que es una empresa de movimiento de carga en carretera; y Sociedad El Quilén Colectiva Civil, cuya finalidad específica es un misterio.
Finalmente, no fueron los delitos de violaciones de los derechos humanos cometidos contra prisioneros de la dictadura, presos políticos y detenidos desaparecidos, los que terminan por cercar a Paul Schäfer y su imperio de esclavitud y terror. Fueron los otros delitos de pedofilia, abuso sexual y violación de menores, cometidos contra los niños que estaban bajo su control y voluntad, los que acaban con la impunidad. Fue el mismo crimen por el que escapó de Alemania el que terminó por cercarlo en Chile. Pero en 1997, con la inefable ayuda de la red de protección, de nuevo escapó y se refugió en Argentina desde donde, años después, pudo ser capturado, traído a Chile y encarcelado. El año 2010 murió este criminal en una cárcel de Santiago; los más felices con su deceso fueron aquellos encubridores y protectores que, con el silencio del alemán, seguían salvándose del desprecio y del escarnio público, con mayor razón de cualquier posibilidad de ser juzgados por su complicidad con criminales de sucia estofa.
Hallazgo
El hallazgo de osamentas en el predio de Bulnes vuelve a demostrar que este enclave nazi no termina de causar daño a los chilenos. Aunque todavía no se conocen los resultados de los exámenes de laboratorio que deben realizar los peritos del Instituto Médico Legal (para determinar data de muerte, causas de la misma, e identidad de las víctimas), no cabe duda alguna de que se trata de una inhumación ilegal y de crímenes, puesto que uno de los cráneos presenta orificios atribuibles a disparos.
Lo más probable es que los restos correspondan a víctimas de Colonia Dignidad. El espectro de atrocidades cometidas en los dominios de Paul Schäfer es tan amplio que las osamentas podrían corresponder a detenidos desaparecidos de la dictadura militar, o a personas que quisieron rebelarse de la esclavitud a que eran sometidos al interior del enclave, o personas que fueron eliminadas por disputas de tierras, o a disputas internas entre los colonos. Con los nazis de Colonia Dignidad cualquier opción es posible.