Antonio Papell
Después de anunciarlo reiteradamente desde hace tiempo, el pasado 25 de marzo, dos de los länder más ricos de Alemania, Baviera y Hesse, presentaron una querella ante el Tribunal Constitucional alemán para modificar el actual sistema de compensación interterritorial, vigente hasta 2019 „en esa fecha habría que renegociarlo„, por el cual se promueve el equilibrio interno de la federación. De un equilibrio que todavía no se ha rehecho de los efectos de la unificación alemana.
En efecto, en el modelo alemán hay tres länder que son contribuyentes netos, los mencionados Baviera y Hesse, gobernados por sendas coaliciones entre la CDU/CSU y los liberales (FDP), semejantes a la estatal encabezada por Merkel, y Baden-Würtenberg, gobernado por una coalición de centro-izquierda que rechaza ideológicamente la reivindicación de sus vecinos. En el otro lado, los länder de la antigua Alemania Democrática reciben chorros de recursos para elevar „sin demasiado éxito de momento„ su nivel de vida y reducir el paro que, en Berlín por ejemplo, duplica la media estatal. Baviera, en concreto, ha aportado a la solidaridad interestatal unos 4.000 millones de euros en 2012, casi el 10% de su presupuesto. En el lado opuesto, Berlín ha recibido 3.300 M€ en dicho ejercicio?
Evidentemente, la queja de los länder ricos es semejante a la que plantea Cataluña, descontenta con el saldo negativo de sus “balanzas fiscales”, aunque este rechazo no implica que los catalanes se nieguen a ejercer la solidaridad interterritorial en el seno del Estado español: tan sólo desean limitarla e intervenir sobre ella. En situación semejante están Balears y Madrid, aunque estas dos comunidades autónomas ni siquiera se plantean formular una reivindicación semejante en términos políticos porque la exigencia catalana tiene un sustrato nacionalista que no desean emular. Pero es claro que si el Gobierno español decide atender las exigencias catalanas „perfectamente decentes y aceptables, si se mantienen en los términos mencionados„, tendrá que pactar un nuevo sistema de financiación autonómico extendido a todo el territorio.
Tras el viraje catalán de los últimos días, con el que Barcelona da preferencia a la flexibilización del déficit en 2013 sobre el proceso soberanista, Rajoy ha hecho gestos conciliadores que, según parece, incluyen la oferta de negociación de ese nuevo sistema de financiación que debería incluir un límite a la solidaridad y un modelo de gestión de los flujos de compensación, de forma que sirvan efectivamente para promover el desarrollo de los beneficiarios. De la misma manera que los fondos de cohesión europeos se aplican a inversiones de efectos expansivos que promueven el desarrollo, los flujos internos del Estado deberían también tener esos mismos objetivos, y dejarían de percibirse cuando el PIB per capita hubiera alcanzado el 90% del PIB estatal promedio. Como en la Unión.
Naturalmente, en Alemania las reglas de juego están muy claras por la naturaleza federal de su régimen político, cuya Constitución obliga a “equilibrar las diversas capacidades financieras de los Estados”. Nuestra Constitución, en su artículo 158.2, también prevé la creación de un Fondo de Compensación Interterritorial, “con destino a gastos de inversión”, para “corregir desequilibrios económicos interterritoriales y hacer efectivo el principio de solidaridad”. Quiere decirse que las pretensiones catalanas tienen perfecto encaje en la legalidad vigente. Sólo falta que haya voluntad política de negociar para aplacar el contencioso y resolver el viejo conflicto.
*Twitter: @Apapell