Como cada octubre, la fiesta de la cerveza atrae a propios y extraños provenientes de todas las regiones del mundo.
El respeto a los transeúntes y a los ciclistas, lo verde de su campiña, la abundancia de lugares históricos, la limpieza de sus calles o la belleza de ciudades como Múnich, Garmisch-Partenkirchen o Zugspitze, hacen que el recorrido por la región Bávara de Alemania se convierta en una aventura pero, sobre todo, que el viajero se sienta atraído por esta parte del mundo.
Múnich –que es la capital de Baviera y la tercera ciudad más grande de Alemania- renació después de la Guerra Mundial, pues prácticamente fue destruida por los bombardeos.
Su reconstrucción es lo primero que hay que admirar; edificios como el que alberga la Cervecería Hofbräuhaus o el Palacio de Nymphenburg así como la mayor parte de su centro histórico, en donde se encuentra la Plaza Marienplatz.
Dicho sitio es el centro y corazón de la ciudad. El histórico edificio que alberga al Nuevo Ayuntamiento cuenta con un carrillón en su torre central que se puede oír a las 11 a las 12 y a las cinco de la tarde.
Esta parte con profundo valor histórico, contrasta con el Múnich moderno entre cuyos símbolos ubicamos el BMW Museum y BMW Welt que es el centro de distribución y de las vivencias de la reconocida fábrica de autos y motores alemanes.
Junto a este moderno edificio hay que destacar el estadio Alianz Arena, casa de los equipos FC Bayern München y el TSV 1860 Múnchen. Con capacidad para 71 mil aficionados y estrenado el 30 de mayo de 2005, el inmueble deportivo cuenta con un museo interactivo en el que se narra la historia de los triunfos y las derrotas del Bayern.
Múnich tiene diversidad de fiestas; sin embargo, es de destacarse los 15 días dedicados al tradicional Oktuberfest, celebración con raíces tradicionales y que se convierte en el escenario para ofrecer la mejor cerveza del continente europeo y, quizá, la mejor del mundo.
Baste referir que la edición 2014 de este gran festejo, congregó a 6.7 millones de visitantes, entre alemanes y turistas.
Por: Juan José Arreola
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