RAQUEL GALÁN. PALMA
­Parece ser que para tirar bien la cerveza tradicional bávara no vale cualquiera. Por este motivo, los organizadores en Palma de la fiesta más conocida de Múnich han contratado a tiradores de la espumosa bebida procedentes directamente de la región más extensa de Alemania, cuna de la internacional Oktoberfest. “Hay que tener bastante práctica, ya que en la jarra no puede quedar demasiada espuma ni muy poca”, detalla Anthony Jaehnert, uno de los especialistas.
Y muestra la diferencia entre la cerveza de cebada –la habitual– y la tradicional de Baviera, que “está elaborada con trigo, es más dulce, tiene más sabor y más gradación alcohólica”. Este año también ofrecen cerveza especial para celíacos. Con todas ellas pudieron brindar ayer noche los primeros asistentes al parque de Sa Riera, donde se ha instalado la esencia del sur germano hasta el domingo 14 de octubre. En las 150 mesas de madera colocadas en una carpa de casi 2.000 metros cuadrados –el doble que el año pasado en el paseo Marítimo–, se sentarán unas 50.000 personas, como calculan los organizadores de esta segunda edición.
Algunos de ellos pedalearán en el ´bici-bar´ y, mientras beben las jarras de litro o medio litro, se darán un paseo por un parque que mucho puede envidiar a las zonas verdes alemanas.
Con unas cervezas de más y ganas de emular a los auténticos tiroleses, los asistentes también pueden comprarse uno de los trajes típicos que se venden por 20 euros. Todos los camareros lo llevan, ellas con corpiño y ellos con los característicos tirantes y los pantalones cortos.
También visten de tiroleses los componentes de la orquesta bávara Shake, que amenizaron la velada ayer jueves no solo con música de la región, sino también con rock and roll.
Casi indisolublemente unida a la cerveza está la comida típica de la Oktoberfest, consistente en codillo con chucrut y puré de patatas –”es el plato estrella”–; pastel de carne; salchichas de Múnich –”especialmente hechas para esta fiesta”, especifican–; las rosquillas Bretzel y, de postre, tartas de manzana, requesón o ciruelas. Quienes quieran comer y beber con cierta intimidad, pueden reservar gratis uno de los palcos habilitados.
Este año no coincide Tapalma con la Oktoberfest, para alivio de los restauradores, ya que en 2011 esta fiesta fue una dura competencia para la gastronomía made in Spain.