El imponente castillo de Neuschwanstein, imagen paradigmática del paisaje bávaro. / EL ADELANTADO

La rápida reconstrucción de Alemania tras la II Guerra Mundial se vio acompañada por un renacimiento del orden democrático. El 1 de diciembre de 1946, el pueblo bávaro adoptaba la Constitución del Estado Libre de Baviera tras lograr una mayoría aplastante. Aunque el Landtag de Baviera rechazara inicialmente la Constitución de la República Federal Alemana debido a que el federalismo no estaba suficientemente expresado en ella, decidió sin embargo reconocer la Ley Básica siempre que una mayoría de dos tercios del resto de los estados la aceptaran. Así pues, el Estado Libre de Baviera es un estado de la República Federal Alemana desde 1949.
herencia histórica. Determinantes psicológicos, socioculturales y lingüísticos. La herencia histórica y en particular la amarga experiencia sufrida en una Alemania dominada por Prusia (1870-1945) influyeron en gran medida en las políticas bávaras de posguerra. Así, los aspectos psicológicos surgieron como fruto de determinantes históricos.
Uno de los hitos históricos más importantes fue la batalla de Königgratz/Sadowa en 1866 en que Baviera perdió de facto su independencia respecto a Prusia al perder su aliada Austria la “guerra germana”. Baviera tuvo que integrarse en la antigua Federación Alemana dominada por Prusia, y Austria fue obligada a abandonarla después de la batalla.
Varias viñetas del periódico satírico de Munich Simplicissimus fechadas alrededor del año 1900 muestran cómo percibían los bávaros su unión con Alemania: en una viñeta Prusia aparecía como una serpiente que quiere devorar al conejo bávaro. En otra viñeta aparecía una familia bávara de visita en Berlín con unas caras muy tristes que traslucen su total infelicidad por estar en el Imperio Alemán mientras ondean la bandera imperial con creciente desánimo. Desde la perspectiva actual da la sensación de que en esos tiempos (1871-1918) Baviera debía estar traumatizada.

Falta de convergencia

Para explicar mejor la situación no debe omitirse mencionar la esencial falta de convergencia cultural entre la Iglesia Católica Romana que es predominante en Baviera, el “laissez faire” bávaro, la “Liberalitas Bavariae” y la poca importancia de lo militar por un lado y por otro lado el protestantismo prusiano, la idea prusiana de un estado fuerte, de un ejército poderoso con una posición social sólida y de “officium”, el deber para con el Estado. Esta omnipresente discrepancia en el estilo de vida y las mentalidades entre “el Norte”, y “el Sur”, en particular Baviera, ha jugado un papel esencial ya que en Alemania todavía hoy persisten ciertos restos de estas diferencias de raíces históricas.
La discrepancia jugó también un papel crucial en el camino de Hitler hacia el poder, como muestran los resultados de las elecciones anteriores a 1933. Bastante menos popular en las zonas católicas que en las regiones protestantes de Alemania, obtuvo muchos menos votos en Baviera que en Prusia. Si analizamos el resultado de las últimas elecciones libres de 1932, hubo una gran diferencia entre Baviera y el norte. El partido de Hitler consiguió cerca del 35% de votos en Baviera, mientras que una media superior al 55-60% votaron por él en las áreas protestantes de Prusia.
Sin embargo la mención a este asunto no pretende de ningún modo exculpar o justificar el papel de Baviera como parte del imperio y el régimen de Hitler, sólo pretende añadir una explicación más a la diferente postura de Baviera respecto a la Alemania de posguerra y la nueva Constitución alemana de 1949. La opinión muy extendida en Baviera sobre el pasado de una Alemania dominada por Prusia y el Norte fue una de las razones de que Baviera no fuera muy entusiasta después de la II Guerra Mundial de permanecer dentro de Alemania y de que hubiera varias voces en Baviera que abogaban por la independencia total de Alemania. Sabiendo esto, resulta más comprensible por qué Baviera rechazó el borrador de la Ley Básica en 1949.
A través del tiempo Baviera no ha sido un socio cómodo del Norte. Con su fuerte política centenaria y su integridad cultural, el Estado Libre de Baviera se convirtió en el símbolo del Federalismo y la independencia dentro de la República Federal Alemana.

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