Los derechos de autor de ‘Mein Kampf’ de Adolf Hitler, en poder del ‘Land’ o Estado federado alemán de Baviera, expiran el 31 de diciembre de 2015. Las autoridades alemanas habían accedido a una edición convenientemente comentada y el mercado editorial germano se preparaba para el evento de consecuencias imprevisibles, pero, en el último momento, ha podido el miedo. Solo quienes han experimentado de cerca el magnetismo de las palabras que Hitler escribió en la cárcel pueden atisbar con certeza el efecto que podrían generar en esta precaria y atormentada Europa, y varias voces se han alzado contra la nueva publicación.
En la conferencia de los ministros de Justicia de los Länder alemanes celebrada ayer se ha acordado impedir que ‘Mein Kampf’ vea de nuevo la luz en los escaparates de los libreros alemanes tal cual y se puso en marcha un estudio para buscar vías jurídicas que continúen penalizando su publicación. Hasta ahora, la publicación de ‘Mein Kampf’ es incluida en el saco de los delitos de apología del nazismo y está prohibida en Alemania, una prohibición que a juicio de los ministros de Cultura debe seguir vigente por respeto a las víctimas del Holocausto.
“Todo el mundo democrático mira hacia Alemania”, advirtió en su justificación el ministro de Cultura bávaro, Winfried Bausback, que considera posible amparar la continuidad de la prohibición en las actuales leyes contra la incitación al odio racial, sin necesidad de nueva normativa. Sobre lo que no hubo acuerdo generalizado y continuarán las deliberaciones es sobre la conveniencia o no de permitir ediciones críticas, comentadas y autorizadas.
Polémica
Hace dos años, la Audiencia de Múnich prohibió la publicación comentada de pasajes de ‘Mein Kamp’ en formato de fascículo coleccionable en el semanario histórico sobre el nazismo ‘Zeitungszeugen’ (Periódicos testimoniales). La Justicia muniquesa respondió así al proyecto del editor británico Peter McGee, que vio suspendida su publicación por un procedimiento de urgencia. La intención del editor era poner a la venta fragmentos de la obra, comentada por historiadores de prestigio, con una tirada inicial de 100.000 ejemplares y en formato revista de 15 páginas coleccionable, pero finalmente se limitó a publicar algunos fragmentos ilegibles, con el texto desenfocado, a modo de solución de compromiso. McGee ya adelantó entonces que, a partir de 2015 y cuando expirasen los derechos de autor del libro, publicaría ‘Mein Kampf’ en su integridad, en edición preparada por reputados historiadores alemanes como Hans Mommsen y Sönke Neitzel.
Ese proyecto editorial es uno de los que las autoridades alemanas tratan de evitar. Solamente contemplan con relativamente buenos ojos la edición que desde hace años prepara el director del Instituto de Historia Contemporánea (IfZ) de Múnich, Andreas Wirsching, quien defiende que impedir la publicación sería una decisión equivocada, puesto que “contribuirá a la mitificación del libro”. “El texto puede conseguirse sin problemas en varios países fuera de Alemania o a través de internet”, alega. En su contra, tiene las declaraciones de la presidenta del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Charlotte Knobloch, que considera que si es jurídicamente posible seguir evitando las ediciones no comentadas de ‘Mein Kampf’, no es necesaria la publicación de una edición crítica concebida para contrarrestar los posibles efectos de la circulación del libro.
La opinión judía pesará sin duda en la decisión de las autoridades alemanas, que se ven en el brete de escribir el siguiente capítulo de la siniestra historia de este manuscrito del que Hitler vendió más de 50 millones de copias, 10 de ellos en Alemania. Su atractivo lo ha convertido en ‘bestseller’ incluso recientemente en países como Turquía, donde en solo dos meses de 2005 vendió más de 100.000 ejemplares.
En el foco de un nuevo debate entre intencionalistas y funcionalistas, el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich defiende con fuerza su edición, en cierto modo canónica, y sus responsables están convencidos de que retirar el aura magnética de lo prohibido y de la censura no hará sino mostrar el texto como lo que es, una reflexión barata y tediosa basada en la desconfianza hacia la gente.