Tras haber acogido durante semanas a miles de refugiados, Alemania decidió este domingo restablecer temporalmente los controles en sus fronteras para frenar la llegada masiva de migrantes, una decisión que suspende de facto el espacio de libre circulación en Europa.
Miles de personas siguen intentado llegar a Europa y este domingo se vivió un nuevo drama con la muerte de al menos 34 personas, entre ellos bebés y niños, que iban rumbo a Grecia y cuya embarcación se hundió frente a la isla de Farmakonisi, en el sur del mar Egeo.
“Alemania ha decidido introducir de manera provisional controles en sus fronteras, en particular con Austria”, dijo el ministro del Interior Thomas de Maiziere para intentar hacer frente a la presión migratoria, en particular en Múnich (sur), donde han llegado 63.000 personas en dos semanas.
Los dos países pertenecen al llamado espacio Schengen, un acuerdo entre 26 países -22 de ellos de la Unión Europea- por donde las personas pueden circular en principio libremente sin controles fronterizos.
La medida, justificada por el gobierno por las dificultades logísticas y humanitarias para atender a los refugiados, muchos de ellos sirios, empezó a funcionar de inmediato y la policía alemana ya controlaba el domingo por la noche su frontera con Austria,
En Freilassing (sureste), un punto fronterizo cercano a la ciudad austriaca de Salzburgo, la policía detuvo a tres sirios y les pidió que se quedaran en la carretera a la espera de decidir su estatuto.
Múnich, “al límite”
A finales de agosto, el gobierno de Berlín decidió no devolver a los refugaidos sirios al país por donde habían entrado a la UE, como establecen las reglas en vigor en Bruselas, una medida que abrió la vía a la llegada masiva de personas que huyen de la guerra.
Pero la situación ha llegado al límite y los solicitantes de asilo tienen que entender “que no pueden elegir los estados en los que buscan protección”, dijo el ministro alemán de Interior, cuyo gobierno prevé para este año la llegada a su territorio de 800.000 refugiados, un récord.
En esta cuestión Alemania está de acuerdo con Francia, cuyo ministro del interior Bernard Cazeneuve pidió este domingo el “respeto escrupuloso” de las reglas de Schengen y dijo que la decisión de Alemania se ha visto forzada porque algunos países de la UE no las respetaron.
El tráfico ferroviario entre Alemania y Austria quedó suspendido y la República Checa decidió también suspender su conexiones con Austria. En Hungría, la policía declaró el “estado de alerta” en el sur y el oeste de país, fronterizo con Austria y Eslovenia.
En Alemania, la presión migratoria ha sido especialmente fuerte en Múnich (sur), principal puerta de entrada al país, donde han llegado 63.000 refugiados en dos semanas. Sólo el sábado se registraron 13.000 entradas en la ciudad, capital de la región de Baviera.
Durante el fin de semana las autoridades locales advirtieron que están “al límite” y muchos refugiados tuvieron que dormir a la intemperie por falta de plazas en los centros de acogida. También se está estudiando la posibilidad de acogerlos en el estadio de la ciudad, donde se celebraron los juegos olímpicos de 1972.
Cumbre europea de urgencia
La Comisión Europea reaccionó rápidamente afirmando a la decisión de Alemania asegurando que demuestra la “urgencia” del plan europeo para responder a la crisis. El lunes los ministros del Interior y de Justicia de la Unión Europea se reúnen de urgencia en Bruselas para tratar la cuestión.
Tanto Alemania como la Comisión Europea quieren imponer cuotas de reparto obligatorias a los 28 países del bloque para acoger a un total de 160.000 refugiados, una medida rechazada por varios estados, sobre todo en el este de Europa.
Es el caso de Eslovaquia, que reiteró su oposición al sistema de cuotas, “un sinsentido”, según el primer ministro Robert Fico. O de de Hungría, que el sábado registró un nuevo récord de llegadas de migrantes (4.330) y cuyo primer ministro, Victor Orban dijo este domingo comprender “perfectamente” la decisión alemana.
Durante el fin de semana miles de migrantes intentaron entrar en territorio húngaro antes de que el gobierno termine la valla que está construyendo en su frontera con Serbia. (I)