El venezolano debe ingeniar estrategias de alimentación en la crisis humanitaria que sufre el país / ENTORNOINTELIGENTE.COM / En el país concurren actualmente indicativos de que en materia de alimentación los venezolanos sufren de hambre. Ante los escasos registros oficiales vigentes sobre el sensible asunto el Sistema de Vigilancia Alimentaria (SIVAL) no las publica desde el año 2007 y el Instituto Nacional de Nutrición hizo su último sondeo en 2010-, es el trabajo investigativo de expertos el que confirma la crítica situación en dicha área, acentuada con la escasez, el desabastecimiento y la inflación.
“La ingesta ha acusado un franco deterioro en los últimos tiempos. El Instituto Nacional de Estadística (INE), en su encuesta de seguimiento al consumo, ya señalaba el año pasado que el venezolano había reducido la cantidad de calorías que consume; pero no solamente la cantidad de calorías, sino también de alimentos básicos de la dieta como proteínas, el consumo de la harina de maíz, de pollo, de verduras y hortalizas, es decir, de todos los rubros alimentarios”.
Esta apreciación corresponde a la Dra. Maritza Landaeta de Jiménez, profesional con una maestría en Planificación Alimentaria y Nutricional, quien indica que, además de lo revelado por el INE, los estudios que se elaboran sobre el tema por parte de las universidades y de organizaciones como la fundación Bengoa, para la cual presta sus servicios, concluyen que el venezolano está consumiendo carbohidratos y grasas. “Pero, actualmente, los datos demuestran, incluso, que ya cuesta conseguir los propios carbohidratos y grasas, por ejemplo, arroz, leche, proteína animal”.
“No solo conseguirlo sino también hay que tomar en cuenta el costo de los alimentos. La red de abastecimiento oficial ha reducido la oferta y, por lo tanto, el ciudadano ahora deambula de sitio en sitio para ver donde puede conseguir productos para su alimentación básica”, completa la especialista.
El asunto ha significado mayores retos para la ciudadanía, y es la unidad familiar una de las vías para afrontarla, sobretodo, cuadrando los días de compra de cada miembro, para lograr trabajar en equipo en procura de los alimentos e insumos de primera necesidad.
Problemas que amenazan la niñez
Egresada de la Universidad Central de Venezuela y con una vasta experiencia en Programas Sociales, Landaeta de Jiménez sostiene que los análisis relativos a la alimentación arrojan un preocupante cuadro. “El venezolano consume arepa con un relleno de grasa, que puede ser una margarina, mayonesa o, en algunos casos, aceite. ¿Y esto lo está tomando con qué? Muchos lo están tomando con agua. Observamos datos en los cuales la gente está consumiendo apenas 400 calorías diarias. Es decir, que esto es una cosa caótica”, subraya.
La facultativa manifiesta que cuando el asunto se traslada a una familia con niños pequeños la situación se complica aún más, porque al no tener la disponibilidad de leche, por ejemplo, alimento básico para los preescolares y lactantes mayores, el infante carece de la fuente necesaria de proteínas y calorías para su desarrollo.
“¿Qué pasa cuando un niño no consume las calorías que requiere?, se pregunta la diplomada, para responder con un dramático aserto: “que el cerebro del niño no se desarrolla adecuadamente, lo cual significa que no estamos alimentando a la generación del futuro al encontrarse comprometida su alimentación básica”.
Para Landaeta de Jiménez, editora y asesora de publicaciones científicas, especialmente en tópicos nutricionales, no cabe duda de que hay una crisis humanitaria en Venezuela con la alimentación, para lo cual hay que adoptar medidas urgentes a fin de revertirla, garantizar y proteger la alimentación infantil y de las mujeres embarazadas.
“Esto también se refleja en que, por ejemplo, está aumentando la mortalidad infantil. El hecho de que los niños no se alimenten bien los expone a infecciones frecuentes, por la precariedad de su sistema inmunológico; y con mucha frecuencia ya estamos viendo en nuestros hospitales que llegan niños desnutridos graves. Estos son o bien hijos de una madre adolescente que no lo pudo lactar y que no se ha recuperado después de que nació con un problema deficitario de pérdida de su estado nutricional; o que la madre no le ha podido dar los nutrientes que requiere su hijo para poder crecer adecuadamente”, expresa la declarante, agregando que tampoco hay un sistema de salud que permita que el infante reciba sus vacunas en el momento preciso.
La profesional destaca que siempre las situaciones difíciles desde la óptica social se encuentran muy ligadas con la alimentación. “El hambre ha sido el detonante de muchos problemas en el mundo”, acota.
“Por lo tanto, la alimentación fundamental de estos grupos humanos específicos y vulnerables de la población debe ser garantizada para tratar de cortar esa línea terrible que estamos atravesando: incremento de la desnutrición materna, incremento de la desnutrición infantil, incremento de la mortalidad infantil por problemas nutricionales en los niños. Además, para certificar también en los centros ambulatorios que los niños tengan acceso a su vacuna regular, las progenitoras a su control materno infantil, dotándolas de elementos tan básicos como el agua potable, porque el agua está muy contaminada y también es fuente de infecciones para los niños”, dijo.
Atragantados de dificultades
Plantea que una orientación que se observa cuando hay crisis es el incremento de la desnutrición grave. “En momentos en que sube dicho parámetro indica que cuando a usted, en un centro de atención, le llega un niño desnutrido grave, en esa comunidad pueden haber aproximadamente 20 0 30 niños con problemas nutricionales. Eso para nosotros es un indicador de alarma”.
Igualmente, la diplomada lamenta que la mortalidad materna haya aumentado en el país. “Se trata de madres desnutridas que están en un embarazo y muchas de ellas hacen preeclampsia. Pero otro indicador de alarma es cuando se identifican en la calle personas muy perfiladas, personas mayores con gran deterioro; dice uno que se han ido consumiendo’, porque hay que recordar que cuando no se consume la cantidad idónea, el organismo comienza a generar calorías, ¿y cómo las genera? Primero consume la grasa y luego el músculo”, explicó.
Otras dos señales de alerta expuestas refieren, por un lado, al aumento de patologías como la tuberculosis “la tuberculosis es una enfermedad que se incrementa y afecta al que tiene un problema nutricional; generalmente, la tuberculosis es una enfermedad del hambre -; y por el otro, el incremento del sobrepeso y la obesidad por el deterioro en la calidad de la alimentación – “la mayoría de los obesos que hemos atendido están mal nutridos: cuando determinamos sus niveles de hemoglobina esas personas tienen anemia. Son gordas porque comen puras calorías provenientes de carbohidratos y grasas” -, discierne, apuntando el riesgo en la compleja coyuntura de males cardiovasculares, cerebrovasculares y de diabetes, los cuales urgen a asumir decisiones de salud pública.
El reto familiar: comer lo que nunca antes
La profesional enfatiza que el venezolano debe pensar que se encuentra en el momento en el cual es esencial emprender estrategias para incorporar alimentos que rutinariamente no consumía.
“Lo primero que hay que decirle a la mamá es que debe garantizarle a su hijo su alimentación. ¿Cómo lo va a hacer? Primero, si ya el niño es un preescolar, puede comer harinas, plátanos, cualquier verdura. Entonces, la primera recomendación es colocarle en la mañana una arepita que se va a
combinar: si no consigue harina hágala de yuca, si no consigue yuga hágala de batata, si no consigue batata hágala de ocumo, si no consigue ocumo, la arepa se puede hacer con avena. Todo esto, en sustitución de la harina de maíz”, afirma la Dra. Landaeta de Jiménez, sugiriendo que la arepa puede rellenarse con zanahorias rayadas, berenjenas, queso. “Si no tiene queso la puede hacer con aceite o con mantequilla”, puntualiza.
“Luego, si Ud. no consigue pollo, pues sustituya el pollo por una crema de verduras – hay verduras que son baratas -, una crema de auyama, una crema de zanahorias, de ocumo. Y vaya a la carnicería y compre los cortes más baratos; siempre le sugerimos a las madres que pidan lagarto con hueso, por ejemplo, que es mucho más económico. Los mismos huesos blancos se pueden usar para hacer caldo, al que luego se le incorporan verduras”, propone, añadiendo que en lo que respecta a las sardinas y a las pastas, sirve mezclarlas con vegetales para que le rindan a toda la familia.
“Es decir, la gente ante esta crisis, tiene que emigrar hacia preparaciones que antes no pensaba. Por ejemplo, una tortilla de papas es un alimento, una tortilla de batata puede ser, perfectamente, un almuerzo; es un plato muy completo si se acompaña de un vegetal, con un vaso de papelón con limón. Si a eso se le adjunta una cremita, por ejemplo, de auyama, se cuenta con una buena combinación tanto para niños como parta adultos. Hay que ingeniárselas”, asevera.
Asimismo, Landaeta de Jiménez informó que en su equipo de labores se le ha enseñado a muchas madres a emplear sustitutivos como la concha de plátano en lugar de la carne mechada, además de que utilicen lo que son las ramas de las espinacas, las ramas de la remolacha, de la zanahoria, para elaborar tortillas. “Todas esas hojas que en los mercados botan pueden ser aprovechadas pues son muy ricas en minerales, en nutrientes y en vitaminas”, revela.
“Al mezclar pastas con granos o arroz con granos, por ejemplo, resulta una excelente combinación que te ofrece una proteína muy parecida a la de la carne. Si la combinas con un jugo de limón o cualquier fruta cítrica, o con un mango, tienes una proteína de igual valor biológico que la carne o el pollo”, corrobora la médica.
Finalmente, basada en sus conocimientos sobre nutrición, la doctora Maritza Landaeta de Jiménez discrepa del premio que este año la FAO el ente de la ONU dedicado a la Agricultura y la Alimentación le confirió a Venezuela por su disponibilidad de alimentos’ en los años 2007,2008 y 2010, al pasar, según el organismo, de 2960 a 3700 calorías.
“Hay una disparidad entre las cifras del Estado y lo que analizamos los investigadores. Y la prueba más clara de que eso no es cierto es lo que sufrimos hoy: si nosotros hubiéramos tenido una disponibilidad de alimentos tan alta como la que sostiene el Gobierno, pues no tendríamos esta crisis humanitaria en la alimentación”, sentencia.
Con Información de ENTORNOINTELIGENTE.COM
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