Alemania confiscará dinero y bienes de los refugiados que entren al país. Así lo anunció ayer el comisionado para Integración del gobierno germano, Aydan Özoguz, quien sostuvo que aquellos que “soliciten asilo deberán aportar a su manutención, ya sea con un porcentaje de su salario o con joyas de familia”. La polémica medida ya había comenzado a debatirse en Dinamarca y Suiza, dos de los países más cerrados al ingreso de inmigrantes.
Una de las regiones alemanas en las que el sistema ya empezó a funcionar es Baviera. El ministro del Interior local, Joachim Hermann, explicó que los refugiados son registrados en los llamados centros de recepción y, cuando el dinero o los bienes que tienen encima superan los 750 euros, las autoridades proceden a la confiscación. El argumento es que esta es la única manera de brindar ayuda estatal a los refugiados, ya que sólo pueden acceder a ese beneficio si carecen de recursos o ingresos.
También en la región de Baden-Wüttemberg la policía está autorizada a confiscar objetos de valor y dinero en metálico, aunque en este caso cuando superen los 350 euros.Desde el partido opositor La Izquierda criticaron la medida y señalaron que, si el gobierno pretende ayudar a los refugiados, debe abrir más rápidamente las puertas del mercado de trabajo. Algunos incluso compararon la decisión con la práctica llevada a cabo durante el nazismo, cuando el régimen de Adolf Hitler confiscaba el patrimonio de los judíos. Por aquella época, las autoridades se apropiaron de obras de arte, cuentas bancarias, joyas y vestimenta, entre otras cosas.
Dinamarca fue el primer país que comenzó a pensar en “desvalijar” a los inmigrantes tras la explosión de la crisis de refugiados del año pasado. La semana pasada, el Parlamento danés empezó a debatir una ley –impulsada por el gobierno liberal y sus aliados derechistas– para que la policía pueda revisarlos y quitarles, tanto dinero como objetos de valor. Los legisladores deberán votar la propuesta la semana que viene.
Ante la catarata de críticas que aparecieron tras el anuncio de la medida, el primer ministro Lars Lökke Rasmussen salió a defenderse: “Es quizás la ley más incomprendida en la historia de Dinamarca. Por lo que se dice en estos días, parece que esperaremos a la gente en la frontera para tomarla de los pies y sacudirla hasta que caiga el último centavo de sus bolsillos. Eso es completamente falso y distorsionado.”
La embestida contra los refugiados se potenció ayer, cuando los dueños de diversos bares y discotecas daneses decidieron prohibir el ingreso a los inmigrantes que no sepan hablar en danés, alemán o inglés. Según dijeron, la restricción se basa en el famoso “derecho de admisión” y está justificada por “los constantes ataques sexuales de inmigrantes contra mujeres”. Amnistía Internacional condenó la medida y sostuvo que es discriminatoria.
Suiza también emprendió una avanzada contra los refugiados. En este caso, el gobierno decidió confiscar los bienes y dinero cuando el valor supere los 915 euros, con la intención de “solventar los gastos” durante la estancia en el país de cada inmigrante. Además, a quienes se les conceda permiso de residencia y trabajo, deberán entregar el 10% de su salario durante diez años o hasta abonar unos 13.700 euros. Las autoridades aclararon que los afectados podrán recuperar el dinero si en el futuro deciden abandonar el país. «