Todavía no hay explicación. Alemania aguarda con impaciencia los datos de las cajas negras para conocer las causas del accidente que este martes ha conmocionado al país. Al menos 10 personas han muerto, otras cien están heridas y otra más se encuentra desaparecida tras el brutal choque de trenes que se ha producido en el estado de Baviera. El accidente tuvo lugar a las siete de la mañana en una curva con escasa visibilidad cerca de la localidad de Bad Aibling. Por alguna razón que aún se desconoce, los dos vehículos circulaban por la misma vía y uno al encuentro del otro. Se barajan dos hipótesis: un problema técnico en el sistema automático de agujas o un fallo humano. Los que han sobrevivido aseguran que el impacto, frontal, fue terrorífico.
“De repente sentimos cómo el tren frenó bruscamente”, dice Patrick. “Y escuchamos un ruido ensordecedor. Sentí un latigazo en la cabeza y cuando abrí los ojos todo estaba oscuro. La gente gritaba de pánico. Junto a mí, había un niño tendido en el suelo. Lo levanté y lo senté a mi lado. Luego pregunté se había alguien herido. Los que lo estaban no corrían peligro de muerte. O al menos eso pensé. Entonces me dirigí a la salida de emergencia y, junto a otros pasajeros, conseguí abrir la puerta y salir de allí”.
Lo único que parece claro por ahora es que hubo cambios en los horarios de los trenes. En las labores de rescate han participado más de 500 efectivos de distintos cuerpos policiales, de bomberos y salvamento. El ministro de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, y el ministro bávaro de Interior, Joachim Herrmann, han confirmado que se trata del peor accidente ferroviario de los últimos cinco años en Alemania y el más grave ocurrido en Baviera desde 1975.