300 negociadores para la ‘gran coalición’

Ya tienen hoja de ruta y equipo negociador. Las delegaciones de la Unión de cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU/CSU) y los socialdemócratas alemanes (SPD) necesitaron sólo hora y media para ponerse de acuerdo sobre el procedimiento y los miembros de los equipos que buscarán el consenso en las diferentes materias para alcanzar un Gobierno de ‘gran coalición’.

La primera reunión oficial de los representantes de las dos grandes formaciones políticas que buscan sellar una alianza gubernamental se celebró en la Konrad Adenauer Haus, la sede de la CDU que lleva el nombre del primer canciller federal de la posguerra, con la asistencia del plenario negociador. Nada más y nada menos que 75 políticos, 45 conservadores y 30 socialdemócratas. Si a estos se suman los expertos que asesorarán durante las próximas semanas a unos y otros, los implicados en negociar la reedición de la entente que gobernó Alemania entre 2005 y 2009 llegan a las 300 personas. Hace ocho años, a la Unión y el SPD les bastaron 32 políticos para ponerse de acuerdo.

«Ha sido un buen comienzo», dijo a la salida el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe, mientras su homólogo de la CSU, Alexander Dobrindt, calificó la cita de «fundamento para un Gobierno estable». Su colega del SPD, Andrea Nahles, subrayó que «hay mucho por hacer, pero juntos lo conseguiremos». Optimismo generalizado e incluso «abrazos antes de empezar, lo que resultó de gran ayuda», dijo Dobrindt, considerado el mas gruñón de los conservadores.

La canciller federal, Angela Merkel; el líder de la CSU y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, y el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, presidieron la reunión, dedicada fundamentalmente a ultimar detalles del procedimiento y sancionar la creación de una docena de grupos de trabajo, así como cuatro subgrupos, para ir buscando acuerdos en las distintas aéreas. Lo que se llama precisión alemana.

Así, por ejemplo, el grupo de política exterior, defensa y ayuda al desarrollo será presidido por el actual titular de Defensa, Thomas de Maiziere (CDU), y el líder del grupo parlamentario del SPD y exjefe de la diplomacia, Frank-Walter Steinmeier. Y la dirección del de hacienda, presupuestos y relaciones financieras entre el Estado central y los Estados federados correrá por cuenta de Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas, y el alcalde-gobernador de la ciudad-Estado de Hamburgo, Olaf Scholz (SPD).

Sin pistas ni suspicacias

Hay también grupos de trabajo para energía, asuntos laborales y sociales, sanidad, interior y justicia, transportes e infraestructuras, educación y ciencia, medio ambiente y agricultura, familia e igualdad de sexos, cultura y economía. Y cuatro subgrupos que se ocuparán de materias como política europea, integración, defensa del consumidor y nuevas tecnologías. Y todo ello organizado con suma minuciosidad para no levantar suspicacias.

Porque la simple designación de los políticos que presiden cada grupo era materia complicada, ya que puede tomarse con señal o pista de quién ocupará posteriormente el ministerio competente. Mientras la Unión ha elegido para esas tareas a miembros del actual Gobierno, el SPD ha seleccionado a su elite en el partido, el Parlamento y los estados federados. Todos los grupos están formados por 16 personas y constituidos por 7 miembros de la CDU, 3 de la CSU y 6 del SPD.

Los secretarios generales de los tres partidos, el ministro federal de la Cancillería, el cristianodemócrata Ronald Pofalla, y el secretario de organización parlamentario del SPD, Thomas Oppermann, forman a su vez el equipo de supervisión y coordinación de los distintos equipos de trabajo. Y si en alguna materia se llega a un callejón sin salida, serán los jefes máximos, Merkel, Seeehofer y Gabriel, los encargados, si es preciso, de derribar paredes para abrir vías de entendimiento en encuentros tripartitos.

Todo milimetrado, sin dejar escapar un detalle y con muchísimo cuidado de no menospreciar nada ni a nadie. Así, si la primera reunión del pleno negociador se celebró en la Konrad Adenauer Haus, la siguiente será en la Willy Brandt Haus, la sede del SPD, y también se programarán citas en la representación de Baviera en Berlín para que los socialcristianos bávaros puedan ejercer igualmente de anfitriones.

La última palabra

Conservadores y socialdemócratas acordaron ocho reuniones plenarias para noviembre, prácticamente dos por semana, para acelerar al máximo las negociaciones y tratar de que la gran coalición sea una realidad antes de Navidad. Hasta entonces habrá con seguridad duros debates y discusiones, sobre todo para encontrar fórmulas aceptables para ambas partes en temas polémicos como la exigencia socialdemócrata de introducir el salario mínimo interprofesional en todo el territorio nacional o la demanda conservadora de crear un peaje de carreteras y autopistas que sólo paguen los vehículos extranjeros.

Si todo marcha sobre ruedas, para finales de noviembre deberían haber culminado las negociaciones, de modo que haya tiempo suficiente, antes del juramento del nuevo Gabinete previo a la Navidad, de celebrar la prometida consulta a los 470.000 afiliados del SPD, que dispondrán de dos semanas para emitir su voto por carta a favor o en contra de la ‘gran coalición’. Las bases socialdemócratas tendrán así la última palabra.

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